Sr. Director:
Una tras otra y la lista se haría interminable. Las mentiras de Pedro Sánchez el falso y su gobierno, ocuparía tanto espacio que no tendría un lugar dónde publicar tan largo escrito. A nuestro presidente se olvidaron decirle de pequeño que la mentira es una cosa muy fea y que no lo hiciera nunca. Cualquier político del mundo, con un mínimo de vergüenza y decencia, dimitiría de inmediato si fuera descubierto. Son muchos los casos en que así ocurrió y, recientemente tenemos el del Presidente de Hungría, Pal Schmitt, que por haber sido descubierto en una mentira, una sola, ha tenido que dimitir. Pero en nuestro actual gobierno eso de la decencia no forma parte de su vocabulario, y menos de su modus vivendi.
Lo más triste de todo esto es que haya “tanto borrego” que cada mentira que surge de su ídolo, es para adorarle más y “embobarse” más con él. Pero tiene tantos acólitos que, ante los mayores fracasos e infortunios, están prestos, no a corregirlos, sino a ensalzarlos y aplaudirlos. Decía Jules Renard: “De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes”. Pedro el Trola ni ha dicho ni necesita decir una sola verdad para que sus vasallos le crean a pie juntillas.