Sr. Director:

Igual que los enemigos de Cristo están todo el día y todos los días con su ataque maléfico para destruir la Divina Eucaristía, yo también tengo que hablar, no puedo callar, me haría cómplice de esta campaña infernal, a la cual parece que nadie o muy pocos, se enfrentan. El tiempo apremia, la Iglesia Católica tiene la última palabra para solucionar la gravísima crisis por la que atraviesa la propia Iglesia y la sociedad. ¿Cuál es la solución? Anular la comunión en la mano. Veamos la importancia capital que tiene esta medida. Santo Tomás de Aquino afirma que la distribución del Cuerpo del Señor pertenece solo al sacerdote ordenado. El respeto al Sacramento que “no es tocado por nada que no esté consagrado; y, por eso, están consagrados el corporal, el cáliz y también las manos del sacerdote, para poder tocar este Sacramento. A ningún otro, por lo tanto, le es permitido tocarlo, fuera casos de necesidad: si, por ejemplo, estuviera por caer al suelo u otras contingencias similares. En cuanto de rodillas dice San Agustín: “Nadie coma de esta carne sin antes adorarla.. pecaríamos si no la adoráramos.” Estar de rodillas indica y favorece esta necesaria adoración previa a la recepción de Cristo eucarístico. Llevamos ya demasiado tiempo con la Divina Eucaristía desacralizada ¡Cuántas comuniones sacrílegas se estarán produciendo! Y esos gravísimos sacrilegios caerán sobre las conciencias de la Jerarquía que ha promovido y mantiene la práctica de esta sacrílega situación. Creo que el tiempo apremia y el Padre Celestial no va ha consentir que su Divino Hijo ande de mano en mano y en muchos lugares profanado.