Sr. Director:
El envilecimiento social y la irresponsable fractura cívica, que algunos políticos y medios de comunicación han cultivado y jaleado durante mucho tiempo, tienen como consecuencia el envalentonamiento de los radicales independentistas, que, una vez más, no dudan en quemar, literalmente, las calles y agredir a los que piensan diferente, mientras se presentan como víctimas y adalides del antifascismo.
Ortega Smith, ha puesto sobre la mesa una de las cuestiones clave al preguntarse cómo ha sido posible inocular tal odio en gente tan joven. Como ha exigido Pablo Casado, en su condena a lo sucedido, la Fiscalía debe tomar cartas en el asunto y actuar contra los violentos. Es el momento de gritar “basta ya” y de que la fuerza de la ley ponga en su sitio a los terroristas callejeros, que se han acostumbrado a campar a sus anchas, con el silencio cómplice del nacionalismo radical.