Excelentísimo y Reverendísimo Nuncio Bernardito Cleopas Auza
Queremos aprovechar este tiempo de encuentro con la realidad española en que se encuentra, sin obviar el conocimiento que sobre nuestra Patria lleva consigo, para trasladarle y que a su vez traslade a Su Santidad el papa Francisco, junto con el sentimiento de abandono que nos invade, nuestra preocupación, nuestro desasosiego, nuestra frustración, ante la crisis del catolicismo en España y la responsabilidad que en ello cabe no sólo a los católicos como tales sino también a quienes son sus pastores.
Asumimos, como nos refería Su Santidad Benedicto XVI que en el mundo actual, en la Europa actual y en la España actual los católicos comenzamos a ser una minoría, que la España mayoritariamente católica, ideológica y culturalmente católica de hace 60 años ha desaparecido y no solo en virtud de los procesos de secularización y de ingeniería social promovidos por quienes desean que la Fe se apague, sino también porque a fecha de hoy no parece que nuestros pastores hayan trasladado a la práctica el discurso de Su Santidad Juan Pablo II animando a la recatolización de España en nuestro caso. Los datos y los análisis son de sobra conocidos por lo que no es necesario referirlos con detalle.
No nos arrogamos más representación que la que podamos tener en la sociedad civil los que firmamos esta misiva, no somos autoerigidos portavoces de los católicos, peros sí católicos preocupados ante el devenir de la Fe en España. Inconformistas, eso sí, con una visión del catolicismo acomodaticia, que se refugia en los restos de la recatolización de España promovida, apoyada y ayudada por el Estado tras nuestra guerra civil, pero que año tras año, por razón biológica, se convierte en un eco que amenaza con perderse en la distancia del tiempo.
Excelentísimo y Reverendísimo señor, queremos transmitirle, para que a la vez lo transmita a Su Santidad Francisco, nuestro desasosiego ante el avance de la sociedad anticristiana, de esa sociedad, fruto de la ingeniería realizada desde arriba, con el aplauso de unos y la connivencia de otros, en España. Vivimos con desesperanza, ausentes de guía clara, la imposición de la ideología de género, la destrucción de la moral objetiva, la desintegración del concepto de familia, el progreso de la “teología” de la muerte, la pérdida o la ausencia de la Fe en la vida de gran parte de nuestra juventud –muestra clarividente del fracaso de los modelos educativos y de la inanidad de las asignaturas inmersas en nuestros planes de estudios–... Somos de esos católicos que navegamos sin velamen y sin timón, confiados, eso sí, solamente en nuestra Fe.
Los últimos acontecimientos vividos en España constituyen una fotografía clara y diáfana, pese a lo oscuro del objeto del retrato, de cómo el Mal oscurece al Bien, mientras algunos renuncian a encender la Luz y a portar el Farol.
Excelentísimo y Reverendísimo señor queremos que se responda y nos responda, y que traslade esta misma pregunta a Su Santidad: ¿Qué podemos esperar los católicos cuando la Iglesia vuelve la espalda, como de hecho lo ha hecho, a quien fuera condecorado por Su Santidad Pío XII con la más alta condecoración vaticana, como Caballero de la Suprema Orden Ecuestre de la Milicia de Nuestro Señor Jesucristo, con el Gran Collar de Caballero del Santo Sepulcro de Jerusalén en tiempos de Pablo VI y considerado,
hermano por el General de los Jesuitas? ¿Qué lección podemos extraer de la decisión de no amparar en su eterno descanso al Caballero de Cristo, del Santo Sepulcro y hermano, una vez que dejado atrás el paso en la tierra, en su eterno descanso cuando le corresponde poder reposar en una Basílica? ¿Qué ejemplo puede dar el menosprecio a quien, considerándose, por declaración propia, “hijo fiel de la Iglesia” facilitó, impulsó y propició la reconstrucción de la Iglesia en España tanto en sus hombres como en sus cosas?
Con todo respeto, Excelentísimo y Reverendísimo Nuncio, rogándole que también esto lo traslade a Su Santidad, nosotros, los católicos que firmamos esta carta, que también somos Iglesia y que no representamos pero sí compartimos con otros la identidad en el criterio, estimamos que nuestros pastores han cometido con Francisco Franco (para en que no pocas diócesis es imposible conseguir que se diga una Misa por su alma en el aniversario de su fallecimiento) una clara y flagrante muestra de ingratitud, que probablemente él, en lo alto, habrá ofrecido como un servicio más a la Iglesia en la que creyó.
Excelentísimo y Reverendísimo señor queremos trasladarle y que traslade a Su Santidad la frustración y el sentimiento de abandono que invade a estos católicos, por lo que tiene de anuncio del signo de los tiempos, ante la entrega efectuada de los derechos de la Iglesia al Estado, porque no ha habido protesta pública alguna por parte de nuestros pastores ante los acontecimientos, ni tan siquiera cuando se accedido a suelo sagrado pese a la negativa por parte del prior a conceder el necesario permiso vulnerándose así el Concordato. ¿Cómo cree Excelentísimo y Reverendísimo Nuncio que leerá tamaña cesión el poder ante los oscuros presagios que se anuncian para esa Basílica? No la ha habido, incluso cuando se ha ejercido no la violencia física pero sí moral contra quienes tenían y tienen la misión de ofrecer la Santa Misa, todos los días, por los caídos, por todos los caídos en la guerra civil en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos porque para ello fue creada por su fundador.
Sin una palabra de sus pastores los católicos, al menos los católicos que firmamos esta carta, hemos visto con escándalo como el gobierno actual ha SECUESTRADO una Basílica, impedido asistir a Misa a los fieles, obligado progresivamente a dejar de oficiar la Santa Misa a la Comunidad, invadido con armas el recinto, prohibido a la Comunidad acceder al templo... una Basílica que, como usted no ignora y debe conocer a través de la prensa, se encuentra amenazada de destrucción.
Es evidente que nuestras llamadas no han sido oídas en este tiempo de tribulación, solo confiamos en que nuestras oraciones, en manos de la Providencia, contribuyan a obrar el milagro de una recatolización que cada vez se nos antoja más lejana cuando nos sentimos, como en estos días, como en estos años, abandonados por nuestros pastores.
En Madrid a 7 de noviembre de 2019
Rafael López-Diéguez Gamoneda Secretario General de Alternativa Española (AES)