Sarah Nolan es una profesora de preescolar, de treinta y tantos años, que  arrastra una existencia deprimida desde su divorcio, ocurrido hace ocho meses. Sus hermanas, pensando en su felicidad, deciden intervenir en su vida incluyéndola en una página de citas por Internet. A partir de aquí, todo es posibleincluso que uno de los requisitos de los futuros pretendientes es que les gusten los perros.

 

La comedia romántica escasea en la  oferta cinematográfica actual por lo cual siempre es una agradable sorpresa cualquier intento de paliar esta ausencia. En este contexto, se agradece que Y que le gusten los perros vaya dirigida a un público adulto, que en su contenido muestre la importancia de la familia ante las crisis personales así como que deje claro la amargura que conlleva cualquier divorcio. Si a esto añaden unos diálogos rápidos y divertidos, unos personajes secundarios muy atractivos (reparen en el veterano Christopher Plummer en el papel de padre de la protagonista) y una gran actuación de Diane Lane,  podrían pensar que están ante una excelente comedia. Pues bien, no es asíDesgraciadamente, en Y que le gusten los perros se frivoliza, nuevamente, con las relaciones sexuales (¿es impensable salir  con alguien sin acabar, esa misma noche, en la cama?), se cae en un cliché repetido hasta la saciedad desde La boda de mi mejor amigo : que los mejores amigos de la chica son una pareja de gays. Y, finalmente,  en un alarde de mal gusto y totalmente fuera de lugar, el perro con el que acude a las citas la protagonista se llama Madre Teresa

 

En definitiva, algunos aciertos y muchos errores en esta comedia de Gary David Goldberg, un hasta ahora realizador televisivo  que parece que tiene algún problema con los católicos