La bronca interna en Repsol no ha acabado. Lo del viernes fue un triunfo temporal. Ganó la batalla, pero no la guerra. Desde la compañía se advierte que Sacyr pretende trocear la compañía o -en su caso- venderla en el exterior. Se añade que Del Rivero está próximo al Gobierno y que se pretende desestabilizar a la compañía. La respuesta de la compañía es clara: Repsol es una apuesta industrial -y no financiera- de Sacyr. Por lo tanto, ni se va a desinvertir en Cartagena, ni en Petronor ni en YPF. Lo que sí se plantea es la necesidad de modular el proyecto inversor en un momento adverso de crisis. Más bien lo que sienten es que la estrategia de Brufau es expulsar a Sacyr de la petrolera. Y por supuesto, no lo van a permitir. Al fin y al cabo tiene el 20%.
En estas, interviene Sebastián, el que sí utilizó a Rivero para asaltar BBVA, para tratar de poner paz en el asunto. Mejor que se quede en casa. Porque la única clave para resolver el asunto es la siguiente: ¿está dispuesto Sacyr a tener un candidato a la presidencia de Repsol que no sea Luis del Rivero? Porque la mejor garantía de que Brufau continúe al frente de la compañía es que Sacyr no tenga otra alternativa que Del Rivero. La Caixa dice que no hay trato.
La única buena noticia en todo este embrollo es que aunque La Caixa considere que Repsol no es estratégica, para Sacyr sí que lo es y para el Gobierno también. Sebastián 'dixit'. Algo es algo.