Sr. Director:

Sobre la manifa de la Puerta del Sol y el posibilismo ante el aborto. Muy loable la actitud del Foro Español de la Familia en la mayoría de sus acertadas iniciativas, pero muy lamentable esta vez al no sumarse a la manifestación pro vida de la Puerta del Sol del pasado sábado.

Y si encima es cierto que se han dirigido a la autoridades eclesiásticas para arremeter contra los organizadores de la manifestación tachándoles de fachas..., la cosa comienza a apestar, porque el Foro se declara aconfesional, y eso de acudir a los curas cuando interesa, me parece el peor de los clericalismos. Si lo que se dice en esta noticia es exactamente así (albergo la esperanza de que lo desmientan los responsables del FEF), desde el Foro deberían aclarar su dependencia con el PP, porque, sinceramente, conociendo cómo se las gasta el patrón pepero en asuntos morales, y aun reconociendo la esforzada labor y el gran mérito de muchos amigos del Foro, no estaría dispuesto a seguir colaborando con esta plataforma.

No podemos ignorar (nos lo recuerdan los del PSOE, con toda razón) que durante el período de mayoría absoluta del PP en el Gobierno ninguno de los responsables peperos (algunos muy católicos) levantó una voz o realizó el mínimo gesto, no ya por reformar la Ley, sino ni siquiera reclamando su cumplimiento, como piden ahora. Y que nadie diga que no se conocía el fraude abortista que estábamos padeciendo, porque en el PP conocían perfectamente la situación por reiteradas denuncias, y sólo con comprobar cómo se multiplicaba el número de abortos bajo su Gobierno, la cosa echaba un tufo que tiraba p'atrás.

Por otra parte, con la llamada «posición posibilista», que no es otra cosa que una nueva aplicación de la nefasta teoría del mal menor, se está extendiendo un error entre los defensores de la vida que lleva, por ejemplo, a incluir en el Manifiesto de la Plataforma «La vida importa» para la manifestación del pasado sábado, un párrafo como el siguiente: «Reclamamos por lo tanto, una urgente e inmediata supresión de la regulación del aborto en nuestra Ley.

Mientras ésta se produce, solicitamos de los poderes públicos que arbitren medidas para impedir los fraudes que últimamente han salido a la luz pública. Por ello pedimos, expresamente, que los certificados médicos necesarios para prescribir el aborto no sean expedidos, en ningún caso, por los centros autorizados para realizar los abortos, sino por organismos oficiales como la Seguridad Social». Muy bien en su primera parte pero, desde la buena fe que cabe presumir en el redactor o redactores del Manifiesto, creo que no se ha reparado en el alcance de lo que se está pidiendo al final del citado párrafo. Pongámonos en el caso de que efectivamente los certificados médicos fueran expedidos por organismos oficiales como la Seguridad Social... ¿Qué pasaría? Pues que se crearía la siguiente situación: de un lado, los profesionales que alegarían la objeción de conciencia para no tener que avalar con su firma la ejecución de un aborto; y de otro, todos aquellos a quienes les daría igual plasmar su firmita letal; con lo cual, los certificados quedarían en manos de éstos.

Recordemos que el supuesto de aluvión y la puerta ancha del genocidio en la ley española es el de suponer un grave riesgo para la salud psíquica de la madre, y esto es absolutamente firmable por quien considere que un embarazo no deseado coloca a la mujer directamente en situación de grave riesgo psíquico. Seamos conscientes de que si ha saltado ahora el escándalo del doctor Morín y compañía, ha sido porque se obviaba este requisito de la manera más grosera: bien de forma automática y sin reconocer siquiera previamente a las embarazadas, o bien firmando en blanco el certificado. Pero con el solo hecho de que firmasen tras un mínimo reconocimiento, ya estaríamos en un aborto bajo el supuesto legal. (También cabría otra situación, y es la de que los profesionales comprometidos con la defensa de la vida se apuntasen a la lista de posibles facultativos autorizantes, y que a la hora del reconocimiento firmasen siempre en contra de que se practicase el aborto; pero, aparte de que no sé cuántos estarían dispuestos a jugársela colocándose en la diana de la presión que en ese casos ejercitarían sobre ellos los colectivos abortistas, e incluso siendo objeto de posibles sanciones, finalmente la situación desembocaría en que se acabaría eludiendo a éstos, buscando la intervención de quienes tuviesen manga ancha a la hora de la firma).

En resumen, que la única alternativa seria si se quiere acabar con el genocidio abortista es pedir la derogación de la ley; y cualquier otra solicitud, conduce a la misma situación actual, salvo que se solicitase, por ejemplo, una reforma legal excluyendo el supuesto del grave riesgo para la salud psíquica de la embarazada, pero entonces estaríamos aceptando implícitamente que aceptamos el aborto en los demás casos, con lo cual caeríamos en una grave incoherencia. Bueno..., otro consuelo de solicitar que se haga a través de la Seguridad Social es que no seguirían engordándose el bolsillo Morín y compañía..., vale... Pero por mucho que nos repugne el negociazo abortista, de lo que se trata es de salvar las vidas de los críos. ¿O no?

Miguel Ángel Loma Pérez

malomap@telefonica.net