La revista médica Brain Research reveló que el uso de píldoras anticonceptivas puede alterar el cerebro de las mujeres y causar cambios conductuales notorios, mal humor, depresión, disminución de la líbido
Se demostró que el cerebro de sus consumidoras (comparando con mujeres no consumidoras) presentaba más materia en algunas áreas, incluyendo la corteza prefrontal, asociada con actividades cognitivas como la toma de decisiones. Expertos como Craig H. Kinsley, de Scientific American, afirman que el cerebro funciona como una "colmena de nervios" y una parte de ésta puede quedar afectada si alguna región de éste crece, pudiendo provocar la pérdida del control cerebral.
Otro estudio de The American Physiological Society reveló que los anticonceptivos orales dificultan el desarrollo de la masa muscular en las mujeres que las consumen hasta en un 60%, al disminuir las hormonas anabólicas. También la Food and Drug Administration (FDA) da cuenta de 17 muertes de mujeres jóvenes al utilizar el parche anticonceptivo Ortho Evra y denuncia que el anticonceptivo Depo Provera de Pfizer debilita el sistema óseo irreversiblemente al propiciar la pérdida de masa ósea.
Frente a estos problemas asociados, además de los efectos abortivos que no permiten prosperar la anidación del óvulo fecundado, cabe sugerir a los ginecólogos el método Billings que ya se utiliza para el control de los días infértiles/fértiles de la mujer para propiciar un embarazo y que funcionaría con éxito para evitarlo, sin ninguna consecuencia para la salud.
Pili S Montalbán