Francia e Italia han sacado a los militares a las calles para tratar de garantizar la seguridad de sus ciudadanos. En ambas naciones sienten la amenaza del terrorismo internacional en plena resaca del 11-M. En el caso francés, por la decisión de prohibir el uso del velo. En el caso italiano, la presencia del Estado Vaticano resulta especialmente incómoda, por lo que han vuelto a saltar todas las alarmas puestas en marcha hace un año por un posible atentado sobre San Pedro y alrededores.
Además, el terrorismo ha demostrado su enorme capacidad para provocar cambios políticos. El vuelco izquierdista francés se explica por la incapacidad de Chirac de solucionar los graves problemas que afronta la "gran Francia". Pero, también, como resaca de lo ocurrido en España el 14-M. Y en Italia, los empresarios descuentan la derrota electoral de Berlusconi. Máxima alerta también en Estados Unidos que en otoño afronta un proceso electoral, donde es posible que el terrorismo internacional quiera participar. El banco de pruebas español estuvo bien diseñado y funcionó a la perfección. Macabramente perfecto.