La presión de los organismos internacionales sobre los países hispanoamericanos está resultando intolerable e insufrible. Nicaragua se salvó de la quema porque Provida se movilizó y la Iglesia tomó una posición muy firme. Demasiada presión social hasta para Ortega. Así que ahora le toca el turno a Panamá. El representante del PNUD amenazaba hace unos días a los diputados panameños a que debían de aprobar la reforma del Código Penal que despenaliza el aborto en los supuestos de violación, malformación del feto y peligro para la salud física y psíquica de la madre. Casualmente los mismos tres supuestos despenalizadores del aborto en España.

Aunque se endurecen las penas para quienes practiquen abortos, el proyecto despenaliza la eufemística interrupción voluntaria del embarazo en los casos de violación, malformación del feto o peligro para la salud física o psíquica de la madre, los mismos tres supuestos despenalizadores del delito de aborto en España.

El hijo consecuencia de una violación es inocente del delito de su padre y permitir el aborto en caso de malformación sería tanto como aceptar la eugenesia.

En cuanto al mal llamado aborto terapéutico, el consenso de psiquiatras asegura que el aborto no mejora la salud de la mujer. En cambio, diversos estudios científicos demuestran que el aborto puede acentuar el cuadro clínico de una mujer con trastornos psicológicos. Y en todos los casos asegura el comité científico de la Asociación de Víctimas del Aborto (www.vozvictimas.org), la brusca interrupción del embarazo provoca síndrome postaborto : trastornos de sueño, desánimo, depresión, disfunción sexual y social, etc. Además, la experiencia española demuestra que el 97,5% de los abortos provocados se acoge al supuesto del peligro para la salud psíquica de las mujeres. Una evidencia de un fraude de ley tolerado.

Pero es que además, la normativa choca frontalmente con la defensa de la vida consagrada en la Constitución panameña y con lo dispuesto en el Libro II de Menores del Código de familia panameño que establece lo siguiente: El presente libro regula los derechos y garantías del menor, entendiéndose como tal, a todo ser humano desde la concepción hasta la edad de dieciocho (18) años.

Por su parte los proabortistas están siguiendo la estrategia de manual: desligarse de la Iglesia y criticarla. Soy católico, apostólico y romano, pero ya es hora de que se despenalice el aborto en Panamá, señalaba recientemente un diputado de la Asamblea Nacional. Por su parte, el arzobispo aprovechó este miércoles una festividad religiosa para arremeter contra el proyecto de reforma del Código Penal. Pero no tardarán mucho en salir las Católicas por el Derecho a Decidir desligándose de la jerarquía, con gran impacto mediático.

Y lo peor es que aunque la mayoría de la población panameña está en contra del aborto, la presión de los organismos internacionales puede imponerse sobre los valores de todo un pueblo. En este momento, se están organizando los movimientos sociales panameños preparando una estrategia de defensa de la vida. ¡Mucho ánimo!