México se encuentra en pleno proceso electoral. El próximo mes de junio se decidirá el gobierno para los próximos seis años y las espadas -como es lógico- están en alto. Por una parte, el comunista PRD encabeza las encuestas, lo que preocupa -y mucho- tanto al derechista PAN como al socialista PRI.
Y las encuestas no cambian. Algunos pensaban que el alineamiento del candidato perredista, el alcalde capitalino, Antonio Manuel López Obrador (AMLO), con el populismo iberoamericano le iba a restar puntos. México se encuentra ya muy lejos de la batalla del subcomandante Marcos y toma la parafernalia de corte popular. La clase media aspira a mantener su estatus y la baja a alcanzar un estándar de vida razonable.
Pero los pronósticos se equivocaron. El mexicano se encuentra lejos del populismo de Hugo Chávez o Evo Morales, pero no está tan alejado de la socialdemocracia de Lula da Silva. Y esta es la que parece representar AMLO, que sigue encabezando las encuestas. Y eso a pesar de que el DF sigue siendo una de las ciudades más contaminadas y menos seguras del planeta.
Y como las elecciones se acercan, el PAN ha atacado por la vía de la gestión económica. Y es que según los registros oficiales del Distrito Federal (DF), durante el 2005 abandonaron la capital 10.000 empresas. Critican la ausencia de incentivos del gobierno capitalino para atraer inversiones y la abultada burocracia para quien decida emprender un negocio. En resultado es la pobreza y los chiringuitos de economía sumergida.
Dan donde duele. Sólo que el problema no es del DF sino de toda la República, donde gobierna el PAN. Las maquilas del norte han emigrado hacia China en búsqueda de mano de obra más barata. Y la burocracia es una seña de identidad de toda la república, no sólo del DF. Pero ya se sabe, en período electoral, vale todo.