Los trajes de Camps y las bragas de Miró

Garzón se convierte en el hazmerreír de todo Madrid, pero lo medios socialistas no sueltan la presa.

Lo decía un alto cargo del PP: Este partido podrá apuntarse tres logros históricos: echar a ETA del Parlamento Vasco, echar a Garzón de la Judicatura y echar Federico Jiménez de la COPE.

Más allá de la baladronada -que no coincide con el intento de Federico Trillo de convertir al magistrado en presidente de la Audiencia Nacional-, lo cierto es que el juez Baltasar Garzón se ha convertido en el hazmerreír de la judicatura, al acusar al presidente valenciano, Camps, que ha derrotado una y otra vez a los socialistas, era presentado en la televisión pública controlada por Zapatero como un cobrador de sobornos. Los tales sobornos -es la acusación más grave conseguida por Garzón- consistía en trajes, algunos de ellos de marcas poco exclusivas. En la judicatura se recuerdan unas acusaciones que se formularon contra la entonces directora general de RTVE, Pilar Miró, a quien acusaban de comprarse ropa con dinero del Ente, y a la que ésta respondió: No. Yo me compro las bragas en Loewe.

Es lo mismo: entre los canales de TV controlados por el PSOE, las declaraciones de políticos socialistas y de la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega (que fracasara en las urnas cuando se presentó como cabeza de lista por Valencia), unos trajes de no muy alta calidad se han convertido en una trama de sobornos, según la acusación de un juez que se fue a cazar con el ministro de Justicia, una fiscal y un alto cargo de la policía relacionados con el caso.

Más suerte ha tenido Garzón con los alcaldes de Madrid -ya han dimitido cuatro-, aunque es cierto que la TV, controlada por los socialistas, han ocultado los casos de corrupción, ya demostrados, de alcaldes socialistas, como el de Pinto.

Garzón no ha podido conseguir nada más porque la propia Fiscalía Anticorrupción le ha desautorizado, cuando ya había filtrado a otro periódico del PSOE, El País, que un diputado y el tesorero del partido pudieran estar implicados. Y en medio de todo este vodevil, la metedura de pata de Fernández de la Vega, quien acusó a un militante del PP de estar en el origen de la investigación... cuando el sumario todavía era secreto.

Por otra parte, en la City madrileña todavía recuerdan el caso del Banco Espirito Santo, intervenido por Garzón en una operación en la que había policía de asalto y cámaras de TV. El prestigio de la entidad portuguesa quedó dañado de forma irremisible y, al final, no hubo nada. A estas alturas, todavía se desconocen las acusaciones.