Los tertulianos de Onda Cero también se referían a la recusación para participar en las decisiones sobre la constitucionalidad del estatuto catalán del magistrado del Tribunal Constitucional, Pérez Tremps, porque elaboró un informe sobre ese estatuto para la Generalitat a cambio de 6.000 euros. Carmen Gurruchaga destacaba que ya se sabe que en este país la judicatura está dividida en conservadores y los progresistas. Ya sabemos cómo está la justicia. Lo que hay que preguntarse es por qué él (Pérez Tremps) no se aparta de motu proprio y que tengan que ser sus propios compañeros los que digan que está contaminado.

 

Para Paco Rosell, hay tres razones para la recusación del magistrado Pérez Tremps. Una ética, él debía haber tomado esa decisión. Luego, una cuestión estética. Y una cuestión legal. Según Rosell, el TC está marcado por la cuestión de Rumasa, desde que el entonces presidente del Constitucional votó a favor de la expropiación de Rumasa que hizo el gobierno socialista y que le llevó después a exiliarse por remordimientos. Para Rosell, si el gobierno sustituyese a Pérez Tremps por otro magistrado, sería como si sustituyésemos en mitad del partido a un señor al que le han enseñado la tarjeta roja. Es como si saliera alguien del banquillo a sustituir a un expulsado.   

 

Antonio Casado resaltaba que mucho más peligroso que la contaminación individual de un magistrado es la contaminación corporativa. Justino Sinova añadía que el informe de asesoramiento de Pérez Tremps tuvo una influencia decisiva en el estatuto, porque párrafos íntegros han pasado a ser parte dispositiva del estatuto. Hay razones suficientes como para que Pérez Tremps sea apartado del estudio de la constitucionalidad. Y es lamentable que un magistrado no haya tomado la decisión por su cuenta de quitarse de en medio.