Sr. Director:
No sé si Pedro Sánchez leerá esta carta alguna vez pero si así fuera me gustaría que imaginara por un momento una situación: que le multaran por utilizar su lengua en el letrero de su propia tienda; que fuera a la administración, ya sea local o autonómica, y nunca encontrara documentación ni impresos en su idioma porque siempre "se les han acabado" o que no pudiera educar a sus hijos en su lengua materna porque lo importante es la construcción nacional y no los derechos de los niños.

Y tras comprobar la vulneración de sus derechos lingüísticos, escuchara a un político que dice que todo esto le parece perfecto y maravilloso y que encima hay que "blindarlo".

Pues eso, señor Sánchez, es lo que pensamos de usted los castellanohablantes en Cataluña.

María Caro