Dice una canción de Los Secretos que "al éxito, todos se apuntan". Pues bien, el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, no es una excepción. El pasado viernes 20, el medallero era duda y la ministra de Cultura, Carmen Calvo, anunciaba una reunión para septiembre con objeto de debatir la política deportiva española. Venda antes de la herida.

Pero llegó el oro y ahí estaba don Jaime dispuesto a chupar medalla y cámara. En entrevista en La Primera de TVE, Lissavetzky asegura que el éxito español corresponde al acierto del Gobierno en el desarrollo del programa ADO. No dice, sin embargo, que ese programa lo inicia el anterior Gobierno bajo la gestión de Gómez Angulo consiguiendo importantes patrocinios de compañías privadas, que se sumaron a la apuesta gubernamental por el deporte español.

O sea, que las medallas son responsabilidad del buen hacer de ZP, pero el déficit anunciado por Solbes del 1,5% corresponde a las herencias del pasado. Igual que la "desastrosa" situación de los cientos de miles de inmigrantes no regularizados, denunciada por la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí. Un pelín asimétrico, ¿no les parece?