Lo único que había dicho don Antonio, es que el aborto aún es más grave que los abusos sexuales con menores, comparación inevitable ante los ataques a la Iglesia y que tiene toda la fuerza de la lógica, entre otras cosas porque el abortado también es un niño, aún más indefenso que los menores de edad.
Todo ello ha sido trasformado por Gabilondo en un titular (¡Ah, la abstrusa ciencia de los titulares!): La Iglesia otorga licencia para violar pero condena al abortar.
Es periodismo de alta escuela, seguramente aprendido en los corazonistas o en los catecismos de su hermano, el padre Gabilondo. Ocurre que como el reverendo Iñaki debe tener mala conciencia por su defensa de las barbaridades gubernamentales en materia de aborto, necesitaba salir por peteneras para autojustificarse, ésa aún más abstrusa ciencia aún no totalmente codificada.
La verdad es que la violación, además de delito, es un pecado, al menos para la Iglesia católica. La única diferencia entre la progresía del padre Gabilondo y la doctrina de la Iglesia es que ésta enseña a vivir la pureza, o sea, predica que no es posible separar amor y sexo, y que las consecuencias del divorcio pueden resultar letales. Por contra, el reverendo Gabilondo no debe extrañarse de que si pregonamos el sexo libre, e incluso en barra libre, es muy probablemente que aumente la promiscuidad y, con ello, las violaciones. Al final, tanto en la pornografía como en el aborto, la mujer sale perdiendo.
Respecto a la pederastia ocurre algo similar. La Iglesia continúa predicando una pureza que debe llevar a respetar al indefenso. Un niño es un indefenso y un adolescentes no es capaz de distinguir la profundidad que conllevan las relacione sexuales. El adulto, por su parte, está sencillamente matando la inocencia, lo cual es grave.
Ahora bien, reducir la pedofilia no ayuda ni al sexo libre, ni a la disminución de la edad para las libres relaciones sexuales (13 años, oiga) ni la edad mínima para matar a su propio hijo (6 años). Lo que ayuda es enseñar a los jóvenes que una relación sexual es algo muy serio, no banal, y que cuando un hombre y una mujer yacen juntos se establece entre ellos una relación tan íntima, tan profunda, que no puede romperse sin más. Enseñarle, en suma, que amar es lo contrario de utilizar. Pero probablemente eso no lo escucharán en Cuatro.
El reverendo Gabilondo ha incurrido en delito deontológico de violación de la verdad, de la lógica y de la buena fama de monseñor Cañizares y de Alfa y Omega. Pecado deontológico no tan grave como la pederastia ni como el aborto pero que tiene su enjundia.
Corríjase, reverendo.
Eulogio López
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