En la comunicación, el bien común está antes que el beneficio. Estas palabras, pronunciadas por Benedicto XVI durante la celebración de la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, han provocado un verdadero revuelo en la cadena COPE y en especial en la jerarquía eclesiástica española. Como se sabe, para muchos obispos la COPE es asumible, en cuanto no proporciona quebraderos de cabeza (el fantasma de la antigua EDICA planea sobre los prelados). Para otros, si la COPE no sirve para evangelizar, lo mejor es venderla. O eso, o al menos impedir que la estrella de la cadena, Federico Jiménez Losantos continúe diciendo barbaridades por el micrófono y comprometiendo a la jerarquía. Y estos últimos no son los obispos vascos y catalanes, que simplemente se han alejado de la cadena, sino el arzobispo de moda, monseñor Antonio Cañizares, quien considera que hay que buscar una solución a la COPE. Por ejemplo, la de colocar a empresarios al frente de la misma, opción siempre compleja y ya intentada en el pasado con resultaos catastróficos: al final, todos los empresarios se preocuparon más del beneficio o de la influencia que pueda proporcionarles la cadena que del bien común.

Lo que está claro es que muy pocos obispos aceptarían la opción de algunos profesionales de la COPE, dispuestos a hacerse con el control el accionarial, el ideológico ya lo tienen- por cuatro perras.