Viudas de toda España se han reunido el pasado fin de semana en Cádiz para exigir unas pensiones más dignas y, sobre todo, porque las recientes manifestaciones del ministro de Trabajo, Jesús Caldera, han sembrado la inquietud en el colectivo.
La historia es esta. Las pensiones de viudedad y orfandad siempre estuvieron bajo mínimos en España hasta la llegada al poder del PP. Eran una verdadera vergüenza del sistema de protección pública, pues estamos hablando de uno de los más desfavorecidos de España. Rato subió las pensiones de viudedad de forma lineal y muy considerable, y los socialistas aún las subieron más, y ambas subidas eran de justicia. Con las pensiones de viudedad ocurre en España algo similar al salario mínimo : aunque la subida decretada por el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, sea sin duda la mejor medida adoptada por el Gobierno Zapatero, siempre será insuficiente dado que se parte de una base de cálculo que el PP dejó por los suelos.
Ahora bien, al tiempo que el PSOE hacía tal cosa, su progresismo le llevaba a incidir en medidas que provocaban un coste creciente de las pensiones. Por ejemplo, el homomonio; por ejemplo, el divorcio express, por ejemplo, cualquier medida sobre parejas de hecho (parejas con muchos derechos, por ejemplo, derecho a pensión de viudedad), por ejemplo, la ley contra la violencia de género, que ha multiplicado las rupturas de parejas y el gasto público. En definitiva, la obsesión socialista contra la familia ha generado la multiplicación de las pensiones de viudedad y ello hace pensar a los responsables de la Seguridad Social, y de cualquier empresa, que esto no hay quien lo sostenga.
De ahí las palabras de Caldera, quien recientemente defendió que habría que controlar la excesiva proliferación de las pensiones de viudedad. Realmente, si cualquier cohabitación en lugar de compromiso matrimonial, genera pensión de viudedad, todas las viudas, las de siempre y las nuevas viudas, procedentes de alternativas tan progresistas como el gaymonio o la homologación de quien no asume ningún compromiso, ni ante a pareja ni ante la sociedad, es decir, las parejas de hecho, y quienes contraen matrimonio, que asumen compromisos de todo tipo.
Es el eterno dilema del progresismo, siempre temeroso de los incendios que el mismo provoca.
Lo mismo puede decirse de toda la obsesión antinatalista de ZP. Si quiere mantener el Estado del Bienestar, ¿por qué toda su política salarios bajos, vivienda cara, déficit público cero, gaymonio, disminución de la renta familiar y aumento de la presión fiscal real, es decir, medida sobre salarios- está dirigida a que los españoles no tengan hijos?
Eulogio López