Montilla reconocía la semana pasada que el Gobierno improvisaba para combatir la crisis, aunque también señalaba que la práctica era general. Seguro que no tanto. Atentos a la última. El Gobierno presenta un nuevo documento de reforma laboral a los agentes sociales, el enésimo. Los sindicatos lo reciben con recelo. Dicen que no les gusta, que la música no les suena.
Así que Zapatero desde Washington, echa mano de la chequera y ofrece algo que no estaba en el documento, según ha revelado el presidente de la CEOE, Díaz Ferrán, en la mañana de este miércoles. ZP se tira a la piscina y como en el anuncio, nos dice que esta la pago yo. Se ofrece a abonar parte de los 33 días de despido. Los empresarios, por supuesto, satisfechos, pero a la espera de que el presidente lo ponga negro sobre blanco. No se fían hasta que no lo vean en BOE.
Un ejemplo más del estilo de improvisación del Gobierno. Porque además, ¿cuánto costará para el Estado ese subsidio al despido? ¿Es compatible con el plan de austeridad presentado a Bruselas? Si es una propuesta meditada, ¿por qué no se presentó en la propuesta? ¿Por qué se ha esperado hasta el último minuto? ¿Es que el Gobierno se enfrenta a la negociación como si fuera un trilero en la plaza pública? Demasiadas incógnitas encima de la mesa.
