Augusto Compte, el creador del ateísmo científico, inventó la religión positivista, e incluso alguno de sus discípulos intentó formar su propia liturgia, una especie de misa atea, que es algo más ridículo que las misas negras, pero allá ellos. Para estos chicos, la sociología debía convertirse en la nueva religión, religión científica, "of course".

Pues bien, los reverendos padres marianistas, de la sociedad SM (sociedad anónima, aunque las siglas corresponden a Santa María), han realizado una nueva tenida sociológica, con un estudio-encuesta sobre la religión en España. Concluyendo: las cosas van mal, pero seguramente irán a peor, si no les hacen caso a los sesudos autores del informe.

Fíjense si los marianistas andarán en crisis que en sus aulas (selecto colegio del Pilar) se educó José María Aznar, el ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, y el presidente de Mckinsey, Juan Hoyos. Esto sería prueba definitiva y concluyente de que si en la Iglesia, en su totalidad manifiesta, las cosas no marchan bien, entre los marianistas caminan de popa y cuesta abajo, especialmente entre los pilaristas.

Pormenores: Sólo uno de cada tres jóvenes se declara católico y sólo uno de cada diez acude a misa los domingos. Nuestros astutos sociólogos concluyen que como los jóvenes son el futuro, resulta que no hay futuro para la Iglesia. Pero la verdad es que siempre he creído que lo preocupante fuera que las iglesias se vaciaran de ancianos. Y es que cuando uno es joven la muerte se presenta como algo lejano, casi inimaginable, pero cuando se han cumplido los setenta, la muerte empieza a ser no algo posible, sino algo más que probable. Me preocupan más los templos despoblados de ancianos que los templos despoblados de jóvenes.

Más: Un 20% de los jóvenes encuestados lee libros de espiritualidad. Esa cifra no me la creo. No porque sea demasiado mala, sino porque es refulgentemente buena. En un país en el que el 50% de la población no lee libro alguno desde que termina sus estudios hasta su muerte (tras su muerte no hay datos: la religión sociológica no da para tanto), el asunto no parece muy preocupante.

Y más, y más: Sólo el 5% de los encuestados afirma seguir la doctrina de la Iglesia en materia sexual (aquí los encuestados deben confundir sus deseos con la realidad: no la seguirán teóricamente, pero en la práctica, yo me sé de algunos que, al menos en materia de obra, que no de pensamiento o de deseo, son castos por obligación). Pues hombre, qué quieren que les diga: no me gusta la cifra, pero tampoco me asusta. Habrá que repetir aquí lo de los tres votos de la clerecía: pobreza, castidad y obediencia. A los 15 años, la castidad se convierte en la cruz más pesada. Pero a los cuarenta la pobreza resulta mucho más dura, mientras que a los cincuenta la obediencia es lo que más fastidia. Seguramente, si a los encuestados les hubiesen preguntado por la pobreza que predica la Iglesia, todos se habrían mostrado de acuerdo con el Magisterio, y hasta entusiastas.

Y mucho más: Sólo el 10% de los jóvenes que se declaran practicantes cree que la iglesia ofrece ideas y valores válidos para orientarse en la vida. Entonces, ¿en qué creen exactamente? Yo pensé que la fe era confianza en Dios y en las ideas y valores que Dios ofrece. No hay que preocuparse: supongo que la religión sociológica, y, al parecer, marianista, ha superado ya el principio de contradicción, que dictara el vetusto Aristóteles (otro reaccionario de mucho cuidado).

Y así, piano piano, caminemos todos juntos, y yo el primero, por la senda del absurdo. Los oficiantes de la liturgia sociológica acaban concluyendo, con toda la prensa diaria (también el ABC de Vocento), que la Iglesia lleva camino de convertirse en una secta sociológica. Y la conclusión no debe andar muy errada, dado que la pergeñan una orden que ha sabido abandonar el camino de la secta y convertirse en una potente editorial que gana muchos millones gracias a los colegios miembros de la secta que adquieren sus libros (salvo que se trate de colegios aún más modernos, en cuyo caso se los compran a Polanco).

La verdad es lo que caracteriza a una secta no es ser minoritarios, sino tener unas ideas mínimas, que es cosa bien distinta. Los minoritarios pueden volverse paranoicos, pero no sectarios.

En cualquier caso, lo más llamativo es que el informe tiene impronta, pues acaba por deducir los mismo que los medios periodísticos más renombrados. Por ejemplo, el editorialista del ABC nos cuenta quién tiene la culpa de este alejamiento de los jóvenes: "Buena parte de la responsabilidad corresponde también a las dificultades de la jerarquía eclesiástica española para difundir su mensaje y hacerlo atractivo y creíble para la mayoría de los jóvenes. Incluso, descontando su exigencia moral".

Y esto porque "existen principios irrenunciables, pero otros no lo son tanto y, sobre todo, pueden y deben adaptarse a la mentalidad dominante". ¡Olé tus bemoles Zarzalejos! No sé si comprenden el sibilino razonamiento: hagan esto, no porque sea cierto o bueno, sino por alguna otra razón. Principalmente, para no perder adeptos. Si los adolescentes creen que hay que copular los viernes y sábados por la noche, señores curas, no sean tan rígidos y conviértanlo en mandamiento.

Y eso no lo dice el tonto de la esquina: lo dicen los editoriales del ABC, de El Mundo... y los sociólogos marianistas. Quizás, porque la editorial SM debe regirse por las reglas del marketing, pero la Iglesia no. 

 

Eulogio López