Presentación en la 'fusión' entre Caja Navarra y Caja Canarias en la mañana de este miércoles. Lugar: Asociación de la Prensa. Organizaba la Asociación de Periodistas de Información Económica. El resumen de dos horas de preguntas y repreguntas es que se trata de una pareja de hecho, con ambición de matrimonio y con enorme presión de las familias de origen.
Veamos. ¿Por qué no se fusionan? Fue la pregunta recurrente. La respuesta oficial es que con la consolidación en un único grupo contable gozaban de todos los beneficios de una fusión sin asumir costes. O sea, pareja de hecho. Tienen los beneficios porque a efectos contables, mejoran el ratio de solvencia, integran las divisiones de planificación, riesgos, seguros, etc. Y no asumen costes porque mantienen las dos marcas, su apego al territorio, etc. Lo que el director general de Caja Navarra califica como fondo de comercio. El director general de Caja Canarias, Álvaro Arévalo, lo tiene claro: queremos llegar más lejos y hemos llegado lo lejos que nos ha sido posible.
Así que estamos ante una pareja de hecho que sin embargo, a efectos de competencia exige un expediente de concentración, no de colaboración, aclara Goñi. La sociedad conjunta estará radicada en Madrid y recogerá los activos valorados de ambas sociedades. Pero no habrá una tercera entidad sino que seremos nosotros mismos como ya hacemos con nuestras filiales de seguros o de pensiones, apunta Goñi. ¿Marca? No está claro, pero estará ligado a la banca cívica, una verdadera revolución para recuperar el espíritu original de las cajas. Las respectivas CCAA seguirán teniendo el control de cada sociedad porque permanecen las personalidades jurídicas. ¿Y el Banco de España, qué dice? De momento, en su visión preliminar ha dado el visto bueno, aunque está pendiente del estudio de los detalles. No obstante Goñi aclara que la predisposición de la autoridad supervisora es máxima.
Más: ¿quién mandará? Existe un acuerdo económico, basado en la valoración de los activos. Desde esta perspectiva manda Caja Navarra, ligeramente más grande. Por otra parte, el acuerdo político establece la existencia de un acuerdo político, que será paritario. Y finalmente, pacto entre accionistas para resolver la toma de decisiones ante los eventuales conflictos. En todo caso, basta haber asistido a la rueda de prensa para comprobar la evidencia de que quien mandará será Caja Navarra. Arévalo no paraba de buscar la aprobación de Goñi en sus respuestas.
Por último, ¿existe la posibilidad de ampliar? Ambos reconocen que ha habido conversaciones con más posibles socios. Esto es un piso piloto con las habitaciones que necesitamos; si alguien quiere hacer un pareado, fenomenal, responde Goñi. Y son varias las novias invitadas. Según ha podido saber Hispanidad, Caja Granada ha sido la más interesada en el proyecto, aunque finalmente se ha pinchado por razones políticas: la junta de Andalucía ha impuesto el veto. Además de esa, Caja Vital, que le permitirá salir del círculo de presión para la fusión de las cajas vascas. Y sumen Caixa Galicia y Caja Baleares. Pero de momento empezaran con esta integración a dos. Después, Dios dirá. Eso sí, quien entre, que entre limpio, con solvencia y liquidez adecuada. Y sino, que pase por el Frob. La integración de las dos primeras ha sido más ágil porque no han requerido Frob. No lo criticamos, simplemente no lo hemos necesitado. La misma respuesta ofrecida a la posibilidad de cotizar o de emitir cuotas. No negamos a priori ninguna fórmula de obtener capital aunque ahora mismo no lo necesitamos. ¿Es posible que la resultante sea participada por un banco? Arévalo se pone nervioso ante la pregunta. O sea, que sí. Caja Navarra y Caja Canarias pueden ser el primer paso de un proceso de privatización de las cajas mediante instrumentos complejos. Al tiempo.