La filial española de la multinacional abortera IPPF, la Federación de Planificación Familiar de España (FPFE) solicitó a la representación permanente de España en Bruselas la supresión de la mención del cristianismo en el Preámbulo de la Constitución europea, ya que entienden que "sería susceptible de dividir a la ciudadanía europea".
Asimismo, la Federación demandó la retirada del art.51 relativo a los derechos de las iglesias cristianas que regula los contactos regulares de estas con las instituciones europeas por medio de un procedimiento de consulta prelegislativa. Lo que de verdad molesta al chiringuito intelectual del aborto en el mundo es que las instituciones europeas establezcan un cauce de diálogo con las iglesias que mantienen una cultura de la vida diametralmente opuesta a la defendida por ellos en materias como familia, investigaciones biomédicas, unión homosexual o lucha contra el SIDA. En resumen, a la FPFE le escuece la verdad y se siente incómoda en una Unión Europea que establece una línea de comunicación con la Iglesia. ¿Por qué no con nosotros? Deben de pensar.
Además, la Federación abortera publica en su página web un artículo falsamente atribuido a la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA) sobre explotación infantil en el tercer mundo (http://www.fpfe.org/noticias.asp?idnoticia=531&idtipo=7) ¿Error o ganas de molestar? Los defensores de la cultura de la muerte saben muy bien que AVA es una organización que defiende a las víctimas de la desinformación y de la barbarie abortera. Han sido alertados de su equivocación, pero de momento, dan la callada por respuesta.