El debate transcurría con la tónica habitual de este tipo de eventos, similar en sus efectos a las corridas de todos. Se va a los toros con ilusión y se vuelve desilusionado, al menos en 9 de cada 10 ocasiones. El cabeza de lista del PSOE para las elecciones europeas, José Borrell, siempre en peligro de que le crezca la nariz, aguantaba el chaparrón de un Jaime Mayor Oreja que, durante su primera confrontación ante las cámaras, se vio sorprendido por su oponente, con unos novísimos conceptos económicos, tales como déficit sanitario y déficit de pensiones, que, según Borrell, se habían disparado durante el periodo del Gobierno popular. De vuelta a la base, alguien le explicó que los tales conceptos no existen, y que, además, las acusaciones "borrellianas" sobre la reducción del gasto durante el Aznarato se debían a algo tan sencillo como que el paro había disminuido y, por tanto, las exigencias de fondos públicos para subsidios eran menores.
Por cierto, que no sería la última gran impostura del amigo Borrell. Por ejemplo, cuando aludió al informe del Tribunal de Cuentas (TC) como autoridad última para negar que los socialistas dejaran
El candidato socialista recuerda a aquel profesor de Literatura, de nombre José Miguel Cejas, quien, para demostrar la incoherencia e ignorancia del sistema académico de promoción, realizó una tesina sobre una escritora francesa del siglo XIX… que jamás había existido. Su tesina es muy citada, pero a él le ofrecieron un aprobado… que en una tesina de licenciatura es algo así como llamarte imbécil. Moraleja: El Sistema (político, económico, académico o informativo), señor Borrell, no perdona, y se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Claro que a Borrell lo único que le interesa es que no le cojan antes del 13 de junio.
Pero a lo que estamos. Borrell, para distraerse del chorreo que estaba sufriendo a manos de Mayor Oreja, a propósito de sus embustes pretéritos, disparó la andanada:
- Ustedes, por sus prejuicios religiosos y morales, no quieren utilizar células madres, lo que curaría muchas enfermedades.
Y en ese momento, justo entonces, se vio a un amedrentado, sumiso, nervioso, indolente Mayor Oreja, pidiendo que no le cambiara de tema, que él estaba cantando las excelencias de la gestión económica de Rodrigo Rato, que de eso hablarían en otra ocasión, y demás milongas. A lo que Borrell, con toda lógica, respondió que él quería la respuesta ahora.
Naturalmente, no la obtuvo. Mayor Oreja, que pasa por ser uno de los políticos cristianos del PP, sintió el mismo miedo que todos sus correligionarios han sentido desde 1994, cuando Aznar comenzó a borrar de los discursos que le pasaban cualquier referencia al aborto. Y el asunto es grave, porque en materia moral si te tragas una, te tragas 100, que es lo que le ha ocurrido al centro reformismo español y a todos los centrismos desde el final de
La cobardía de Mayor Oreja es una cobardía muy irracional, porque permite que el adversario mienta con menos galanura que en materia económica. En un par de frases, Borrell había mentido todo lo metible y algo más. Verbigracia:
1. Se cuidó muy mucho de distinguir entre células madre y células madre embrionarias. Los de "los prejuicios religiosos", es decir,
2. Las células madre productos del troceamiento de embriones no han curado nada. Los experimentos, al menos hasta el momento, han resultado un fracaso terapéutico aunque, eso sí, han temrinado con muchas vidas. Por tanto, estamos hablando de un futurible. Es más, hasta los propios científicos dispuestos a destripar embriones afirman que se ha generado un entusiasmo excesivo en la sociedad ante las posibilidades terapéuticas de las células embrionarias: pueden curarlo todo o pueden no curar nada. Por ahora, no han curado nada. Y Borrell lo sabe.
3. No estamos hablando de prejuicios (que es lo que viene antes del juicio), sino de juicios, que ni tan siquiera tienen por qué ser religiosos. Y esto Borrell no lo sabe, dado que siente demasiado odio hacia el Cristianismo como para reparar en ello. Además, es ingeniero aeronáutico, o sea…
Pero a mí no me ofende lo de Borrell. De un progre se espera que diga tontunas de ese estilo. Lo que me aterra es que esa progresía bobalicona se envalentone ante el silencio doloso, esclavizante, del centro reformista Mayor Oreja, insisto uno de los políticos oficialmente tildados de "cristianos".
El Partido Popular perdió las elecciones del 14-M por el Síndrome de Estocolmo, el pánico, apenas oculto, que atenaza a los españoles desde el bestial atentado del 11-M. Ahora bien, como dice el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, "el 12 y el 13 de marzo los españoles catalizaron un sentimiento contra una forma de hacer" política del Gobierno. Y es muy sincero, porque hasta ahora los socialistas han mentido sin piedad sobre este asunto, hablando de encuestas fantasmas que ya auguraban, un día antes de la matanza colectiva, que el PSOE iba a ganar las elecciones.
No, la explicación de Aguilar me gusta más. En efecto, los españoles han "catalizado" un cabreo contra la prepotencia del Partido Popular en el caso de la guerra de Iraq, pero también hay otros españoles hartos de la cobardía vergonzante del PP, especialmente en materia moral, es decir, en la materia importante. Hartos, en suma, de la tecnocracia (ojo, en ocasiones muy eficaz) en la que Aznar convirtió a la derecha española. ¿Por qué Borrell golpea con una desfachatez inenarrable y pregona el asesinato masivo como el acabóse del progresismo? Pues, por dos razones. La primera porque tiene un cacao mental (que empieza con "m" de moral) impresionante. La segunda, porque se aprovecha de la cobardía de todos los "mayores orejas" que en el mundo son y han sido. Una verdadera legión. La mayoría, en el Partido Popular.
Conclusión. El 13 de junio les animo a votar a Familia y Vida. No sé si será un voto útil, pero, desde luego, será un voto claro y coherente,… al menos, con la vida humana.
Eulogio López