Historia colofón de la anterior. No sólo es Mariano Rajoy quien se arrodilla ante Europa mientras arrea patadas a los españoles (sí, ya sé que es difícil arrear patadas arrodillado, pero el gallego lo consigue). Es que sus ministros hacen lo propio. Le escribo un mensaje a un ministro del PP donde le pregunto, tímido yo, si han pensado en salirse del euro y volver a la peseta. Sería lo lógico, por el bien de España y de toda Europa, porque o refundamos Europa o la soberbia alemana nos llevará al final del ideal europeo.

Respuesta: ¿salirnos del euro? ¡Pero qué dices!  

El ministro se convierte así en un ventilador de la propaganda alemana para quien la culpa de los males de Europa la tiene el exprimido –España- y no el exprimidor –Alemania-. Por ejemplo, las comunidades autónomas, que son muy socorridas. Sí, las comunidades autónomas han derrochado, pero ni eso lo van a arreglar los alemanes –a los que les importa un pimiento la cuestión- ni es tan grave como la especulación financiera que está destrozando España y beneficiando a Alemania.

Y lo peor de todo es que si España se saliera del euro obligaría a Europa a volver al principio fundacional básico de la Unión: la solidaridad entre los que quieren formar un solo país, una sola ciudadanía, que no un Imperio con sede en Berlín y colonias en el sur y este del continente. Por el bien de Europa, España debe salirse del euro.

Además, si no se refunda Europa, ¿saben lo que puede ocurrir? Pues que sea Alemania quien, una vez exprimida toda Europa, vuelva al marco porque ya no tenga nada que ganar con el euro (aunque sí con el libre comercio paneuropeo).