En su primer discurso tras la despedida oficial de José María Aznar, su sucesor Mariano Rajoy no hizo la menos alusión económica. Rajoy, definitivamente, ha aceptado las tesis de su director de campaña, Gabriel Elorriaga, y a pesar de que la gestión económica es el mejor activo del Gobierno Aznar, está dispuesto a ganar las elecciones del 14 de marzo con una única mercancía: el PP es el partido de la unidad de España.
Es más, durante su primer discurso como candidato, pronunciado en la mañana del lunes 14, se aferró a una curiosa teoría (por cierto, obra de su competidor, Rodrigo Rato) por la "la prosperidad económica va de la mano de la estabilidad institucional", lo que traducido, en el momento presente, significa que si se mantiene la unidad de España, la economía marchará bien. Buena prueba de que no es así es que en tiempos de Felipe González no se hablaba tanto de independencia y la economía marchaba fatal. En cualquier caso, el sorprendente sesgo de la campaña del PP ha llamado poderosamente la atención al todavía equipo económico de José María Aznar.