Un informe hecho público por la presidenta de la Asociación ACAI, asociación de clínicas que están acreditadas para realizar interrupciones voluntarias de embarazos, nos revela datos nada sorprendentes en relación a las causas y protagonistas de estas intervenciones.
Lo sorprendente, insistimos, no es el desgraciado resultado ya conocido. Lo sorprendente es en primer lugar, como siempre, la terminología. Se trata de clínicas que practican abortos, o sea, que matan. Abortar es matar.
Hacer caso a este informe se correspondería a ese juez que le pregunta al ladrón que es lo que se ha llevado de la casa y sobre su declaración hacemos sentencia.
Son varios los informes, y por entidades mucho más solventes que esta asociación, los que nos viene diciendo que cerca de la mitad de los embarazos de mujeres extranjeras en nuestro país terminan en aborto. Esto dicho por una institución como ésta, significa que la mitad de los embarazos de extranjeras en España conllevan un riesgo para la madre, se trata de niños con taras físicas o que muchas extranjeras son violadas en nuestro país. Curioso, ¿verdad?
Aquí lo que ocurre es que se han olvidado algún dato que es preciso señalar. Que en esas cifras no están cuantificados todos aquellos abortos ocasionados como consecuencia de anticonceptivos abortivos y manipulación de embriones, y que no siendo la mayor causa de aborto en nuestro país la económica, sí es cierto que la falta de recursos económicos es un índice determinante. Quienes tienen dinero, lo tienen todo previsto y no llegan a esta situación, salvo error u omisión.
Por eso la mayor conclusión de este informe de lectura interesada es que estas clínicas, y con ellas quien les acredita, además de cometer crímenes es racista y saca el dinero a los más pobres, poniendo sus vidas en riesgo.
Por cierto, otro dato olvidado que ayer recordó este periódico, es el de que el repunte de natalidad en España es debido en gran parte a la aportación extranjera. Bienvenidos.
Partido Familia y Vida
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