Es sabido que Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!) se distingue por su tolerancia y acepta todo tipo de críticas hacia su persona con la única condición de que sean positivas.
Así, el nuevo presidente del Real Madrid por aclamación popular, sólo se ha sentido dolido por las declaraciones de un puntal del madridismo, como es el actual entrenador del Osasuna, José Antonio Camacho, para quien el dinero no debe decidir quién es presidente del club blanco.
El presidente no electo, aunque sí aclamado, ha sido el único capaz de presentar los 57 millones de euros en avales. Y es lo que él dice: esto es pura democracia, porque la cantidad era la misma para todos, todos tuvieron las mismas oportunidades: sólo que algunos no la consiguieron.
Debe ser un problema de mala gestión. O de liderazgo.