La valoración de Aerolíneas Argentinas (ARSA), depende, además, del sumario que se sigue contra Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual en Madrid, por estafa procesal, delito fiscal y desvío de fondos públicos. Kirchner acusa a la empresa española de no haber realizado inversión alguna y, con ello, haber llevado a la quiebra técnica, a Aerolíneas, con un 60% de la flota en tierra. El Gobierno argentino propone como supervisor al mismo abogado de la intervención del club de fútbol Racing de Avellaneda. La campaña de Marsans manipula todo lo referido a Aerolíneas en la prensa Española. Con tal de ganarse el favor de Zapatero en su problema argentino, Díaz Ferrán ha conseguido unir contra él a toda la patronal CEOE
Los dos propietarios de Marsans, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal CEOE, buscan una "salida digna" de Aerolíneas Argentinas (ARSA), frase que han pregonado por toda la prensa española, dentro de la campaña de victimismo ante los "ladrones argentinos" que han lanzado. Por eso, en la prensa española pueden verse cuestiones como la necesidad de una "salida digna" ante la "persecución" deAl final, la situación es que una empresa que el Gobierno Aznar regaló a Marsans, además de darle 758 millones de dólares para reflotarla, está hoy en situación de quiebra técnica y con serias sospechas de que el dinero público español no fue utilizado por los ‘hombres G' para reflotar la compañía, tal y como estaba previsto, sino para su propio beneficio. Por de pronto, consta un informe de la agencia Tributaria en la que se acusa a Díaz Ferrán de haber evadido 100 millones de euros.
Pues bien, sin embargo, desde la prensa española se pide una "salida digna" para Marsans de su aventura argentina. Algo así como una muerte digna, responden desde el Gobierno de Cristina Fernández, porque el ministro de Transportes, Ricardo Jaime, hombre de Néstor Kirchner, recuerda que la empresa arrastra una deuda de 900 millones de euros, que tiene el 60% de la flota en tierra y que, esto se ha sabido ahora, cuando han estallado las hostilidades, el erario público argentino lleva pagando los salarios de los 9.000 trabajadores de ARSA desde el pasado mes de noviembre.
Pero, no contentos con ellos, Pascual y Ferrán exigen que se les abonen sus acciones, siendo que las tales acciones no valen nada.
El Gobierno argentino está dividido entre halcones y palomas. El ex presidente Kirchner propone como interventor de Aerolíneas a quien ya cumplió el mismo papel en la intervención del club de fútbol de sus amores, el Racing de Avellanada, García Cuervas. Se busca, no sólo no pagar un peso a Marsans por una empresa en quiebra técnica, sino que además, Ferrán y Pascual reconozcan que no han cumplido su palabra de invertir en el reflotamiento de la compañía a pesar de recibir continuas subvenciones públicas de Buenos Aires y a pesar del dinero ofrecido por Madrid con ese mismo destino.
A día de hoy, y tras el desastre Aerolíneas, el único que defiende a Marsans en el Gobierno argentino es el jefe de Gabinete presidencial Alberto Fernández, cada vez más lejos del núcleo duro de poder.
Mientras, en España Díaz Ferrán, como presidente del patronal, hace todo lo posible para ganarse el favor del Gobierno Zapatero, al que le viene bien el apoyo de la patronal, pero que empieza a estar harto: la juez Gema Gallego podría imputar a la mismísima SEPI socialista por el caso Aerolíneas, dado que el organismo público prefiere echar tierra sobre el asunto. En España se está dando la paradoja de que los sindicatos, especialmente Comisiones Obreras, especialmente su secretario general, José María Fidalgo, es más duro con la errática política económica del Gobierno que la patronal CEOE. Conclusión, que la clase empresarial está que brama contra Díaz Ferrán.
Y es que lo que está en juego ya no sólo es una empresa y el prestigio del "management" español en Iberoamérica: está en juego algo más, como es las subvenciones públicas a una empresa para que reflote otra, y el control de ese dinero de todos en mano de unos pocos.