No es común que en el Foro de la Nueva Sociedad, donde hablan y se escuchan empresarios y políticos del mundo, se vean los hábitos de un monje, el P. Clemente, Abad del Monasterio de Silos. Hábitos que producen alergia a la progresía madrileña a juzgar por las preguntas que se formulaban, pero que sin duda han congregado a un mayor número de asistentes que la Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Mary Robinson, presente ayer en el mismo foro.
La irritación se trasluce en el tipo de preguntas que se han formulado en la sala, embobada eso sí, con las respuestas del clérigo. Por ejemplo, uno de los presentes preguntaba al Abad su opinión sobre el hecho de que la Iglesia predique a Cristo mientras en el Vaticano viven como Dios. El P. Clemente, hombre sereno y tranquilo, lejos de molestarse, respondía sonriendo que hay que vivir en el Vaticano para saber que no viven como Dios. Él sí pasó cinco años de su vida en Roma y no sólo niega la buena vida, sino que afirma que en el Vaticano se vive con mucha austeridad. Pero, como dijo Einstein, es más fácil romper un átomo que un prejuicio, así que la pregunta se repetirá siempre que haya ocasión.
También la negociación con ETA ha salido a relucir en la mañana de este miércoles. El P. Clemente ha recordado que el modelo es Jesucristo en la Cruz y la frase que todos deberíamos recordar es Padre, perdónales porque no saben lo que hacen. Sin embargo, recuerda el Abad, quien no se arrepiente de haber asesinado a un hermano, harto peso lleva encima.
La perspectiva de un monje es muy diferente a la de un habitante de la agitada megaurbe. A la pregunta ¿están ustedes preocupados por la unidad de España?, la respuesta ha sido el monje no está preocupado, está ocupado. Si la frase la hubiera dicho el Dalai Lama, ya habría un libro alrededor del mensaje. El moderador ha tenido que cambiar su pregunta para sacar partido al tema: "¿Rezan mucho por la unidad de España?" Para don Clemente, España es fruto de un duro trabajo que no se debe echar a perder: Vale la pena mantener la unidad, que no la uniformidad. Me encanta que España siga estando unida.