El portavoz parlamentario Jesús Caldera es como Alfonso Guerra, sólo que con menos habilidad. Es el delfín que Zapatero manda a los leones en caso de dificultad. Juega el papel de "poli malo", mientras que ZP se trabaja el "cambio tranquilo" y la moderación con tentaciones pancarteras de vez en vez. Lo bueno de Caldera es que siempre regala titulares. Lo malo es que escora al PSOE donde los fontaneros no desean. Es lo que tiene el muchacho.
Pues bien, el último titular del portavoz socialista hace referencia a la reforma fiscal. Caldera se adelanta a Montoro y le dice que la reforma del IRPF propuesta por los socialistas es viable y garantiza la suficiencia financiera porque fiscalizarán a los "amigos de Rato y Montoro". Verdaderamente, en política está permitido casi todo. Porque, ¿se puede afirmar que utilizarán la inspección de Hacienda para dirigirse contra sus adversarios políticos? Y por otra parte, ¿los amigos de Rato no eran la "biutiblú" instalada en la presidencia de las compañías privatizadas? Pues bien, la propuesta socialista para el Impuesto de Sociedades es rebajarlo hasta el 30%, una medida que, aplicada de manera generalizada, tendría un impacto millonario sobre la recaudación.
Y con toda esta merma recaudatoria, ¿cómo se van a financiar los 4.000 millones adicionales para incrementar un 26% las pensiones más bajas? ¿De dónde se va sacar la financiación para la enseñanza de lujo y la revolución del sistema sanitario? Señor Zapatero: La credibilidad no se gana en dos tardes.