El terrorista se alinea con Hamas, que nunca ha creído demasiado en él. Mientras, George Bush defiende a Israel y pide un Estado palestino
Ha reaparecido Ben Laden, esta vez para galvanizar a los palestinos, es decir, a sus aliados de Hamas, contra el Estado de Israel, quizás con motivo de felicitarles su sexagésimo cumpleaños como Estado. Lo cierto es que Hamas nunca se ha sentido próximo al terrorista de origen árabe ni al Qaeda: su odio a los judíos es mucho más laico.
Mientras tanto, el presidente norteamericano, George Bush ha aprovechado su visita a Israel para destacar algo muchas veces olvidado: aunque algunos países árabes intentan democratizarse lo cierto es que la única democracia de Oriente Próximo es Israel. Eso sí, le recordó al Gobierno Olmert que los palestinos tienen derecho a un Estado. La cuestión clave sigue siendo, como siempre, Jerusalén. Además, Bush afirma que dialogar con los iraníes sería como dialogar con Adolf Hitler.
Eso sí, Oriente Próximo, ni Iraq, ni Irán, ni Israel ni el Líbano tienen ya la influencia en los mercados que tuvieron hace apenas un lustro. Digamos que las bolsas dan por descontado que Oriente Medio vive en un permanente estado de guerra. El gran cambio estriba en que los mercados viven cada vez más de espaldas a la política -y al mundo-. Y sólo se mueven por sentimientos económicos.