En un primer momento, la innecesaria reforma financiera, que no consistía en otra cosa que en cargarse las cajas de ahorros y convertirlas en bancos, consistía en que las entidades averiadas (averiadas por el tardanza del gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) en actualizar los activos inmobiliarios dañados, que era el único problema de un sector financiero pujante) se regalaran a otro banco mejor y más grande al que se proporcionaba ayudas públicas para su reflotamiento.
Pero eso no bastaba a los banqueros listillos. A medida que se pudría la situación de las cajas, los bancos potencialmente compradores -especialmente el Santander y el BBVA- empezaron a exigir el famoso Esquema de Protección de Activos (EPA), esto es, adelántame dinero público por si acaso me encuentro con sustos y comprométete de antemano con una cantidad pactada.
Pero como la situación de las cajas absorbidas se sigue pudriendo, ahora dan un tercer paso: los grupos 'salvadores' quieren un banco tóxico. Es decir, ya no se reflotarían entidades con dinero de todos, sino que sencillamente me quedo con la parte buena y tú -Banco de España, Gobierno, Estado, todos los españoles- te quedas con la parte podrida de la manzana y la liquidas.
Hombre, así también refloto yo. Además, al Gobierno Zapatero ya no le interesa nada, lo que se dice nada, la reforma financiera. Ellos han vendido el concepto -suena muy bien lo de reforma- pero no el coste. El que venga detrás que arree.
Eulogio López
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