- En el ejercicio de 2015, el Ebitda cae un 4,2% por el impacto de la reforma gasista en los ingresos y por los mayores costes operativos.
- El beneficio crece más de lo esperado: un 1,5% en vez del 0,5%, hasta los 412,7 millones por los dividendos de las filiales.
- El dividendo continúa siendo el principal atractivo de la gasista y su presidente anuncia que aumentará un 5% anual entre 2016 y 2020.
- No descarta el pago de un dividendo extraordinario si no se dan proyectos interesantes que se adapten a sus criterios de inversión.
Parece que
Enagás no tiene miedo al futuro ni a la incertidumbre política. De hecho, su presidente,
Antonio Llardén (
en la imagen), se muestra algo aliviado, pues ve imposible que haya cambios en la actual regulación energética. Por tanto, las cuentas de la gasista no se verán afectadas por este aspecto.
Y es que en el
ejercicio de 2015, cuyas cifras se han presentado este martes, el Ebitda ha caído un 4,2%, hasta los 900,5 millones de euros por el impacto de la
reforma gasista en los ingresos y los mayores
costes operativos. Estos últimos aumentaron un 13,1% por la nueva contabilización de los gastos asociados las filiales Al-Andalus y Extremadura y por la hibernación del almacén de Castor.
Por su parte, el
beneficio neto ha crecido más de lo esperado por la compañía. El propio Llardén,
en la presentación de los resultados de los nueve primeros meses, anunció que subiría un 0,5%, pero ha aumentado un 1,5%, hasta los 412,7 millones de euros. Un incremento que se debe, sobre todo, a los dividendos de las filiales.
El
dividendo continúa siendo el principal atractivo de la gasista y su presidente anuncia que aumentará un 5% anual entre 2016 y 2020. Es más, tampoco descarta el pago de un dividendo extraordinario, si no se dan proyectos interesantes que cumplan los rigurosos criterios de inversión (relativos a endeudamiento, riesgo y rentabilidad).
En 2015, las
inversiones fueron de 530,2 millones, en línea con lo esperado por los analistas del Banco Sabadell, por tanto, un 15,2% inferiores a las del año anterior. La mayor parte -324,1 millones- se produjeron en el ámbito internacional y 206,1 millones, en España.
Por su parte, los fondos de las operaciones (FFO) crecieron un 4%, hasta los 696,9 millones por los mayores dividendos de las filiales (pasaron de 32,9 millones a 48,9; un 48,6% más). Pero también tuvo su papel el menor pago de impuestos debido a la reforma fiscal o la contención de gastos financieros. Sin embargo, la
deuda no se quedó quieta y superó las estimaciones, alcanzando los 4.237 millones.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com