- La compañía, al igual que el resto de petroleras, tiene que hacer frente al contexto del crudo a bajo precio.
- Tras comprar Talisman, abrió un proceso de desinversiones, que debe alcanzar los 1.000 millones antes del 8 de mayo de 2016.
- La última de éstas es la salida de CLH, donde tenía el 10% del capital y que otorgará unas plusvalías de 300 millones.
- La deuda, otro problema. Al comprar Talisman, se endeudó y emitió bonos híbridos: colocó 2.000 millones, pero faltan 3.000 millones, cuya emisión saldrá más cara.
El contexto del crudo a bajo precio que vivimos desde el año pasado y que
tan bueno es para país como España, no lo es para las compañías petroleras, como es lógico. Entre ellas, está
Repsol, que, al igual que el resto de empresas del sector, tiene que hacer frente a esta situación adversa. Por ello, está llamada a reducir
costes de plantilla, sobre todo en la corporación (oficinas centrales) y en química.
Sin embargo, no es la primera petrolera que tiene que tomar medidas de este tipo por la
caída del precio del petróleo, que actualmente está en unos 48 dólares/barril de Brent. Las compañías del sector llevan meses viendo cómo sus beneficios se reducen y sus acciones pierden valor, por lo que se ven obligadas a recortar gastos. Veámoslo con algunos ejemplos.
Empecemos por los menores beneficios. Repsol ganó 1.053 millones de euros
en el primer semestre de este año, un 20,6% menos que en igual periodo de 2014. Mientras,
la anglo-holandesa Royal Dutch Shell redujo un 14% su beneficio neto, hasta los 8.416 millones de dólares (7.540 millones de euros), y anunció un fuerte recorte de 6.500 empleos. Por su parte, la petrolera estadounidense
Exxon Mobil ganó 9.130 millones de dólares (8.179 millones de euros), un 49% menos.
Continuemos con un vistazo a las cotizaciones. Las acciones de Repsol han perdido el 43% de su valor en el último año, situándose entre los 10 y 11 euros. Mientras, las de las de Exxon y Chevron han perdido un 19,2% y un 29,3% entre su precio mínimo y su máximo en lo que va de año, y las de Shell, un 25,9%. Claro que la peor parada en la cotización es la argentina YPF, cuyas acciones han perdido desde septiembre de 2014 un 56% de su valor.
Y ahora los recortes de gastos. La petrolera francesa Total ha anunciado que reducirá la inversión prevista para los próximos tres años y al cierre del primer semestre ya había completado el 66% de su programa de recortes para este año, que es de 1.200 millones de dólares (1.076 millones de euros). Las estadounidenses Exxon Mobil y Chevron también seguirán recortando sus gastos: la primera sobre todo en sus grandes proyectos y la segunda, con ajustes de plantilla y vendiendo activos no estratégicos. En este aspecto, Repsol merece que entremos más en detalle.
Y es que la petrolera que preside
Antonio Brufau está superando, en parte, el desplome del petróleo gracias al refino, pero tiene un problema aún más grave que la caída del precio: la
deuda, tras la compra de
Talisman. Recuerden que la compañía canadiense se dedica al
upstream, es decir, a la exploración y la producción de petróleo, el segmento que más está acusando el desplome del precio.
Después de dicha adquisición, Repsol comenzó un proceso de desinversiones, que debe alcanzar los 1.000 millones de dólares antes del 8 de mayo de 2016. La última de éstas ha sido la anunciada este viernes:
sale de CLH, donde tenía el 10% del capital, tras vender dicha participación al grupo inversor francés Ardian por 325 millones. Una operación que otorgará a la petrolera española unas plusvalías de 300 millones.
Pero Repsol tiene encima de la mesa otro grave problema: la deuda. A 30 de junio, la cifra de deuda neta ascendía a 13.264 millones, 11.329 millones superior a la del primer semestre de 2014. La explicación es sencilla: Talisman. Una compra que no se hizo a un precio barato, sino que costó 8.300 millones de dólares (6.670 millones de euros).
Recuerden que para realizarla, la petrolera tuvo que endeudarse y anunciar la emisión de
bonos híbridos por valor de 5.000 millones de euros. Es aquí, donde el asunto se pone delicado, pues en marzo colocó 2.000 millones (la mitad al 3,75% y el resto, al 4,5%), pero aún faltan otros 3.000 millones. El problema es que la emisión en el mercado primario saldrá más cara, debido a que la rentabilidad de los bonos ya emitidos se ha disparado un 7,1% en el mercado secundario, así como a las malas previsiones del precio del petróleo, que no auguran subidas, sino descensos.
Y todo este panorama tiene lugar cuando se está preparando el nuevo
Plan Estratégico, que el Ceo de Repsol,
Josu Jon Imaz (
en la imagen), presentará el 15 de octubre. Los criterios claves serán la opción hacia el gas, pues actualmente
el petróleo sólo representa el 32% de su producción, y el equilibrio entre
upstream y
dowstream, sobre todo en un contexto de crudo a precios bajos. Además, la compañía está llamada a reducir costes de plantilla, al igual que han hecho otras empresas del sector, y todo parece indicar que lo hará en la corporación (oficinas centrales) y en química.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com