El Parlamento británico ha aprobado este lunes una ley que obliga al Gobierno a pedir a la Unión Europea una prórroga de la fecha de salida de Reino Unido con el objetivo de evitar que haya un Brexit abrupto, una iniciativa que estrecha el margen de maniobra de Theresa May de cara a la negociación que debe afrontar con los líderes europeos, ya que exige consultar a la Cámara de los Comunes la fecha del nuevo aplazamiento, informa RTVE.
Así, el Gobierno británico se ve obligado a presentar este martes una moción en la Cámara de los Comunes para debatir y fijar la extensión de la prórroga solicitada a Bruselas. May ha pedido alargar el plazo hasta el 30 de junio, aunque en su petición a los Veintisiete especifica que Londres podría abandonar la UE antes si se aprueba el acuerdo; sin embargo, como es habitual, los diputados podrán enmendar la moción para proponer otras fechas, por lo que podría verse obligada a cambiar su solicitud solo un día antes del Consejo Europeo.
De este modo, la iniciativa parlamentaria inflige un nuevo golpe a la autoridad de Theresa May, ya que le resta margen de maniobra en las negociaciones con Europa: ya no puede amenazar con un Brexit duro.
La iniciativa parlamentaria inflige un nuevo golpe a la autoridad de Theresa May
En cualquier caso, aunque la ley influye en la negociación de la prórroga, no modifica el abismo legal que, a día de hoy, afrontan Reino Unido y la Unión Europea: la fecha legal para la salida británica del club comunitario sigue siendo el próximo viernes, 12 de abril, y si no hay acuerdo entre el Gobierno de May y los Veintisiete, el divorcio duro será un hecho.
La última palabra, en este sentido, corresponderá únicamente a los Veintisiete, que deben tomar una decisión por unanimidad. A diferencia de la cumbre de marzo, cuando concedieron el primer aplazamiento, los líderes europeos no están unidos con respecto a una nueva prórroga: la mayoría parece proclive a dar más tiempo a Londres, pero un bloque amplio, liderado por Francia, teme que eso signifique mantener dentro del club comunitario a un socio en el que no se podrá confiar, por lo que pide claridad en cuanto al plan de salida.