En la tarde del 22 de febrero al cierre del mercado, tal y como nos viene acostumbrando de vez en cuando, Endesa ha presentado su cierre del ejercicio 2021 en un contexto de mercado señalado claramente por la controversia de los precios desbocados en el sector energético, especialmente en el eléctrico. Y este miércoles, la cotización celebra las cifras subiendo un 2% al inicio de la sesión, casi el doble que el Ibex, y la ha terminado con una subida del 3,01%, siendo la tercera mayor tras Rovi y Grifols, frente a un selectivo que ha bajado un 0,63%.

El ejercicio que nos ocupa ha estado marcado por dos temas, principalmente. Primero, por la situación de los precios energéticos para la compañía dirigida por José Bogas, que a sus 66 años (este año cumplirá 67) continuará en su puesto al menos otro más. Y segundo, por la reformulación de su plan estratégico 2020-22 y su prolongación hasta el 2023, que se dieron a conocer el pasado septiembre.

Vamos a por las cifras, que como verán tienen mucha miga que desmenuzar. El resultado neto atribuible obtenido ha ascendido a 1.435 millones de euros (M€), un 2,86% superior al de 2020, pero que no alcanza la previsión de los 1.700M€ contemplada en el plan estratégico, ya que como veremos la cuenta está trufada de sorpresas. Si miramos a la parte a la parte alta vemos que los ingresos han crecido un 22,6%, a 20.899M€, con 6.078M€ obtenidos como es normal en función de su modelo de negocio de trading: la comercialización supone el 22,6% del total, alcanzando los 16.176M€, mientras que las compras a terceros han sido de 17.140M€. El total del margen de contribución ha sido de 6.078M€, un 1,2% superior al ejercicio precedente y salvado por los 543M€ de los derivados de coberturas ya que los precios energéticos perjudican notoriamente este tipo de negocio.

El resultado neto atribuible obtenido ha ascendido a 1.435 millones de euros (M€), un 2,86% superior al de 2020, pero que no alcanza la previsión de los 1.700M€ contemplada en el plan estratégico

Los costes de explotación y otros resultados se han visto rebajados en un 22,05% situándose en los 1.800M€. La finalización del grueso de los ajustes de plantilla de los últimos ejercicios se ven reflejados en los 231M€ menos de gastos de personal, a los que se unen 76M€ menos en gastos de explotación por menos costes ligados a la pandemia y las medidas de reducción de costes.

El Ebitda de 2020 (3.809M€), que registró 244M€ por ajustes de plantillas y otros gastos de reestructuración, ha crecido un 11% en 2021. Sin embargo, la cifra también ha quedado ligeramente por debajo de los 4.000M€ previstos en la actualización del plan estratégico.

La partida de amortizaciones y dotaciones es quizás la que genera la controversia de las cuentas. Vamos por partes, la partida de amortizaciones ha aumentado un 4,4% hasta los 1.529M€ como consecuencia del esfuerzo inversor en nuevas instalaciones productivas y de distribución en línea con el plan plurianual estratégico. Pero en lo que se refiere a las dotaciones de pérdidas por deterioro de activos no financieros, se han registrado 668M€, un 89,9% más que en el 2020, de los que 652M€ corresponden a deterioros de “Unidades Generadoras de Efectivo de territorios no peninsulares”, y en el pasado ejercicio ya se dotaron 338M€ por este concepto

La partida de amortizaciones ha aumentado un 4,4% hasta los 1.529M€ por el esfuerzo inversor en nuevas instalaciones productivas y de distribución. Pero las dotaciones de pérdidas por deterioro de activos no financieros han crecido un 89,9% 

Mi duda surge por si correspondía realizar estos deterioros en el pasado ejercicio, pero se evitó para poder llegar al resultado necesario que permitiese el dividendo previsto por el socio mayoritario, que no se hubiese alcanzado por las numerosas provisiones por reestructuraciones. La duda no es gratuita pues la presentación de los resultados del ejercicio ha venido precedida de la publicación de una nota en la que se informa de que para el ejercicio 2021 el dividendo será igual al 80% del beneficio ordinario neto atribuido a la dominante, del que se excluyen entre otros “las pérdidas por deterioros no financieros superiores a 10M€”. Un traje a medida de ENEL, el accionista mayoritario.

Si el resultado financiero neto ha mejorado en 127M€, ya que pasó de -158M€ en el 2020 a -31M€ en el pasado ejercicio, la deuda financiera bruta dio un tremendo salto de 7.273M€ a 3.105M€, un 42,7% menos en términos porcentuales, ¿motivo principal?, el mismo de siempre: 2.132M€ por el desembolso de dividendos. El apalancamiento ha pasado del 91,80 al 158,84 y el ratio de endeudamiento del 47,86% al 61,37%.

En el ejercicio 2021 se propone una distribución de dividendo por 1.521,6M€, y el Estado de Flujos de Efectivo dice que solo quedan 703M€ para hacer frente a este pago sin tener en cuenta inversiones, la solución ya la tiene clara Endesa: más deuda.

La cotización de la acción se ha dejado un 6,79% en el último mes, ¿compensa la remuneración vía dividendos con el riesgo de la deriva financiera que lleva la compañía? De momento aún quedan tres años asegurados de dividendos faraónicos, el que nos ocupa el 80%, y los dos siguientes del 70%, iba a decir del resultado neto, pero será de lo que quiera su principal accionista.