Tesla ha puesto las pilas al sector del motor para el coche eléctrico del futuro, pero con resultados tan decepcionantes que ponen a prueba su propia supervivencia. Al consejero delegado, Elon Musk, le da igual que le da lo mismo, como ha dejado claro al presentar los resultados del primer trimestre.  

Musk no da pistas de hacia dónde va la compañía -algo que pone nerviosos a los analistas, al tiempo que depende de los mercados de capitales- ni concreta cuándo se plasmarán su planes sobre vehículos autónomos y compartidos (eléctricos, por supuesto).

Por partes. Los resultados siguen en su línea. O sea, más pérdidas. En el trimestre, otros 784,6 millones de dólares, un 97,5% más, a pesar de que los ingresos aumentan un 26,4% (3.408,7 millones), mientras los gastos avanzan un 13,8% (1.053,5 millones).

Dicho de otro modo: a ese ritmo, depende cada vez más de la deuda, que no paga, y que tampoco compensa con la generación de ingresos. Al cierre de 2017, tenía un disponible de 3.400 millones de dólares (ahora, en 2.670 millones) frente a una deuda de 9.400 millones (ahora, en 10.500 millones).

En el entretanto, ocurren cosas como en abril, que paraliza la producción del turismo Model 3, que se había convertido en “infernal” (sic) por la excesiva automatización en la línea de montaje, ahora asegura que cumplirá en junio con la meta de fabricar 5.000 unidades a la semana.

En fin, no son pocas las dudas. Sin embargo, preguntado Musk al respecto en la rueda de prensa de los resultados por un analista de Morgan Stanley, se limitó a contestar que esas preguntas son “muy aburridas”.

La reacción de la bolsa se ha medido en una caída del valor del 8%, un suma sigue con la penalización superior al 25% que arrastra desde septiembre de 2017. La cotización de los títulos estaba entonces en 385 dólares y ahora en 301.

Tesla tiene un problema: aumenta la deuda mientras reduce el disponible. Otra cosa es el tiempo que aguante  

Eso sí, Musk insiste en que ya tiene una solución técnica para poner en marcha su red de coches eléctricos (autónomos y compartidos), pero que no dice cuándo comenzará a operar. Según esos planes, el dueño del coche tendrá una disponibilidad de su vehículo del 100%, compatible con que lo utilice otro porque Tesla tendrá siempre más coches disponibles.

No sabe cuándo, entre otras cosas, por problemas con los reguladores americanos. No es de extrañar si recordamos, por ejemplo, el accidente, en marzo, con un todo camino Model X. El conductor se estampó contra la berrera central de una carretera con el autopilot activado; es decir, que el vehículo no era tan autónomo como parecía. Hay demanda judicial por medio.

Por eso el autopilot de marras sigue siendo la prioridad, mientras sigue adelante con sus modelos, los mencionados Model 3 y Model X  y el sedán de lujo Model S. Hay previsto uno más, el SUV compacto Model Y, pero no será antes de 2020.