Consejo de Ministros del 12 de enero. Se suponía que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, iba a ser la estrella de la fiesta, con su norma para promover la contratación indefinida. Y si no, estaba preparada para entrar en escena la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, dispuesta a enseñar a Europa cuál debe ser el patrón para fijar los precios de la energía. Bueno, a Europa no se lo ha enseñado todavía, la verdad, pero sí a los medios amigos a quienes han filtrado sus maravillosas ideas que dan cuenta del liderazgo sanchista en la reforma energética europea, el asunto del año. Vamos que lo han filtrado a los amigos y a los contrarios ni hablar, que no hacen otra cosa que criticar.  

Pero no, la estrella de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del martes 10 no fue Díaz, tampoco Ribera: fue la portavoz, Isabel Rodríguez, que más que una rueda de prensa institucional imparte un mitin semanal cada martes. 

Porque si algo está claro es que el Gobierno Sánchez es maestro en propaganda.

Pero todo en su orden: Yolanda Díaz lanza el Estatuto del artista, otro acuerdo histórico, según ella. ¿En qué consiste? Pues en más cuotas sociales para el empleador.  

Lo segundo, lo que iba a ser la estrella del Consejo: potenciación del contrato indefinido. Y esto va a consistir... en subvenciones imposibles de conseguir, más limosnas... y en subir la cuotas sociales. Así que no lo duden: la economía sumergida florecerá en España. Propaganda y más propaganda.

Teresa Ribera intenta competir en dádivas con el plan de recuperación para lanzar el hidrógeno renovable. La única manera de lanzarlo -¿a que no lo adivinan? son... subsidios públicos, el mismo modelo que con las renovables ocasionó un déficit de tarifa que superó los 30.000 millones de euros.

Más rigidez laboral y más impuestos, ahora en el sector del espectáculo. Y, naturalmente, se disparan las cotizaciones sociales que pagan los empleadores. La economía sumergida amenaza a España

Una buena pregunta de un periodista a Doña Yolanda Díaz provoca el enfado de la 'fashionaria'. Pregunta de lo más pertinente, por cierto, porque se refería a las cifras sobre paro en Europa de Eurostat, que se hicieron públicas 24 horas atrás, y que demuestran que España encabeza el desempleo en el continente, así como el paro juvenil. 

Doña Yolanda se encoquina y vuelve a comparar la evolución del paro español consigo mismo, en lugar de con los países de nuestro entorno. Al parecer, los demás países europeos no han sufrido la crisis. Perdida en su cabreo, Díaz asegura que tenemos las mejores "dinámicas" de empleo de todo el periodo democrático. Aparte de que es mentira, doña Yolanda parece olvidar que, durante el periodo democrático la izquierda ha gobernado muchos más años que la derecha. 

Volvamos a Rodríguez. Según ella el procés independentista catalán ha terminado. Y por eso los periodistas insisten en por qué ERC, el socio favorito del Gobierno, participa en la manifestación de Barcelona en pro de la independencia. Tampoco contesta. Bueno sí, contesta de forma asaz graciosa: resulta que han avanzado mucho con la ley de malversación, porque ahora se perseguirá el enriquecimiento ilícito. Es decir, una ley promulgada para beneficiar a los líderes políticos indepes catalanes, también condenados por malversación. 

Rodríguez se lía con otro de los sofismas del Sanchismo: la nueva ley, que acabará con el sí es sí, corruptos a la calle, persigue el enriquecimiento ilícito en cargo público. Pero hombre, doña Isabel, eso es precisamente, lo que se persigue en el delito de corrupción, el enriquecimiento ilícito por malversación. La explicación es la de siempre: Sánchez libera a los ladrones indepes y socialistas y al tiempo la carga de la prueba la traspasa al acusado: demuestre usted por qué su cuenta corriente está más abultada que antes de dedicarse a la política. 

Es decir, el sanchismo cambia la justicia por la arbitrariedad y, como en los delitos de odio, obliga al acusado a demostrar su inocencia. 

Al final, Rodríguez vuelve a mostrar las 'buenas intenciones' del Gobierno: la reforma de la malversación se hace para perseguir la corrupción, eso es lo que importa. Si no lo conseguimos, como en la ley del Sólo sí es sí, es porque los jueces son unos fascistas de tomo y lomo.

Todo esto recuerda aquello de que el infierno está repleto de buenas intenciones.

Por cierto, una media de Yolanda Diaz que, de cumplirse, sí aplaudiré: capitalizar el paro: eso me parece bien.

Este es un Gobierno de exageraciones, sofismas y mentiras. Pero así continúa, y a lo mejor continúa otros cuatro años porque, la verdad, al señor Feijóo, parece que le pinchas y no sale sangre. Es lo que se llama moderación