El secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, es tan verde y tan aficionado a hablar del cambio climático como su jefa, la vicepresidenta y ministra Sara Aagesen. Sin embargo, el jueves 4 le tocaba hablar del apagón del pasado 28 de abril en la comisión de investigación abierta en el Senado, donde no se explicó cómo ocurrió porque ese día el sistema eléctrico tenía “todas las herramientas para que no pasase lo que lo pasó”. ¡Prrrr!

Así aludió a “las herramientas regulatorias, técnicas y tecnológicas” y subrayó la actuación del Gobierno en la respuesta y en las medidas para evitar otro. Pero Groizard decidió repartir culpas entre Redeia y las eléctricas al decir que hubo centrales de generación, algunas de ellas renovables, que “dispararon previsiblemente de forma indebida”… pero sin detectarse mala fe ni una intencionalidad. ¡Anda Ya!

Relacionado

En la opinión del secretario de Estado de Energía, la causa del apagón se debió a un tema de “capacidades de control de tensión”, mientras que las eléctricas defienden que el motivo fue la falta de programación de capacidad síncrona. Sin embargo, Groizard se equivocó al defender que, como se vio en Portugal, “la forma de regular mejor la tensión es que sean las renovables las que lo hagan”. Claro que más adelante, subrayó que “seguramente la herramienta más rápida, más ágil, es que todas las tecnologías puedan proporcionar ese control dinámico de tensión”, entonces, en qué quedamos. Por ahora, las energías que ofrecen potencia síncrona (hidroeléctricas, nucleares y centrales de ciclo combinado) son las mejores para controlar la tensión, así como los sistemas de almacenamiento (por ahora, poco desarrollados en España).

Y por cierto, respecto al modo reforzado que puso en operación Red Eléctrica (filial de Redeia que se encarga de la operación del sistema eléctrico) y que ha incrementado los costes en la factura de la luz, Groizard ha referido que el impacto en en el precio final de la energía, especialmente para el consumidor doméstico, “es muy acotado”.

Relacionado