Si yo no digo nada sobre el asalto del Sanchismo a la Telefónica de Álvarez Pallete con un cese Bananero, ciertamente, pero los intentos imposibles conducen a la melancolía. Ya esta hecho.

Tampoco me gusta que, en Telefónica, el rey sea un personaje siniestro, como Rodríguez Zapatero y que mande a través de su monaguillo, el consejero y ahora presidente de Movistar+, Javier de Paz. 

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Se me dirá que el único que puede mandar es Pedro Sánchez y yo responderé que, en estos momentos, el presidente del Gobierno tiene otras cosas de las ocuparse: por ejemplo, seguir sentado en el sillón de Moncloa. 

Ahora bien, lo que ya no entiendo es que se tome una compañía del IBEX a espaldas del mercado, le dobles el pulso a los accionistas que han puesto su dinero, no el dinero de los demás... y, sin embargo, el ejército vencedor ni sepa qué hacer y entre en guerra civil consigo mismo. 

Me explico: Marc Murtra ha cumplido seis meses como presidente de la operadora y ya están pensado en sustituirle. El relevo más plausible, y a quien no le importaría recoger el testigo, es el vicepresidente Carlos Ocaña, que no es zapatista sino sanchista y que sólo reporta a Manuel de la Rocha, el asesor económico de Pedro Sánchez. 

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Hombre, si Ocaña es de Sánchez, Murtra también, pero ambos van a su aire y Ocaña se ha distinguido por solicitar mucha información, lo que pone nerviosos a Javier de Paz y al CEO, Emilio Gayo, por enviar informes nada cómodos a Moncloa y enfrentarse al club ZP. 

Pero es que hay más: una proyección interna de Telefónica, a la que ha tenido acceso Hispanidad plantea unas posibles pérdidas en el conjunto de 2025 de más de 7.000 millones de euros. Sí, se justificarán afirmando que esos son apuntes contables de minusvalías cosechadas por la huida de Iberoamérica (quizás no debió hacerse) y por otros planes contables que pueden venir de otras latitudes, por ejemplo, Reino Unido. 

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Es más, se habla de vender activos, pero conste que no es tan sencillo y en un momento en que conviene tener una capitalización aceptable para el posible juego de consolidación europea (la consolidación en España es una melonada que no se le ocurre ni al que asó la manteca).

Murtra intenta exhibir poder pero no consigue ni cesar a otra zapatista: Marta Machicot. Mientras, Carlos Ocaña, representante de la SEPI, o sea, de Moncloa, intenta ser presidente antes de que caiga Sánchez

¿Y qué hay del famoso Plan Estratégico, retrasado una y otra vez? Dos equipos, no uno, de Boston Consulting trabajan en dos direcciones opuestas, uno para Ocaña, el otro para Murtra, con Emilio Gayo en medio. 

Y no parece que aporten muchas ideas. Se trata de recortar gasto y plantilla. Ya saben, el viejo chiste del consultror al que su cliente pregunta: 

¿Cuántos son dos y dos?

y el experto responde:

-¿Cuánto quiere usted que sean?

Lo que es raro es el fichaje que Murtra se trajo de Indra, Pablo Ochoa, como jefe de Telefónica España, que está rodeado de gente que le ha colocado Emilio Gayo -antes presidente de Telefónica España- y que, de esta forma, ya tiene un culpable para el caso de que la filial española, que ha tocado techo y ahora, o bien sube precios o bien reduce trabajadores, sea una damnificada por el Plan Estratégico.

Por su parte, Murtra intenta exhibir poder, pero los zapatistas ni tan siquiera le han permitido prescindir de Marta Machicot, jefa de Recursos Humanos, otra zapatista que sabe a quién reporta. 

Pero por el momento, el nuevo presidente de Movistar+ ha dejado de dar la lata con ensoñaciones como la de José Miguel Contreras, empeñado en lanzar Tele Pedro o en comprar PRISA. De paz no gestiona pero le encanta mandar y hacer favores a artistas progres y otros defensores del Sanchismo. A los de la ceja, mismamente, que han vuelto aparecer en escena, ahora no a favor de Zapatero, sino a favor de Sánchez. Pero la guerra continúa.

Zapatero insiste en dar largas al asunto Huawei. No es de extrañar: el problema son él y sus relaciones con los chinos

Por cierto, ZP insiste en que no se toque el asunto Huawei que se le dé largas. No me extraña, porque el amigo de los chinos, perseguidos por la Casa Blanca por razones de seguridad (y me temo ue en este caso lo de la seguridad no una coña) es... ZP, que ha pasado a ser un personaje siniestro, por oblicuo, en la esfera internacional.

En cualquier caso, recuerden: Carlos Ocaña quiere ser presidente y para ello pretende contar, tanto con Criteria como con los árabes de STC. Es una guerra entre socialistas, porque Murtra por ahora gestiona poco y manda menos, pero sí, todo puede cambiar, si cambia la escena política. Ocaña lo sabe y preferiría ser presidente de Telefónica antes de la caída de Sánchez.