En su momento, con una caradura impresionante, Telefónica envió a Hispanidad una rectificación a un artículo que más que sobre Telefónica versaba sobre Zapatero. Lo negaba todo: la influencia del ex presidente en la operadora, la relación -algunos insisten que es puramente comercial- entre Huawei y ZP y la relación entre Telefónica y Huawei, propiamente dicha. Sólo les faltó asegurar que Telefónica no existía, que era un ente de ficción.

A partir de ahí, para hacer honor a la veracidad de la compañía presidida por Marc Murtra, se precipitan los acontecimientos: Washington comunica al Gobierno español que no ofrecerá ninguna información de inteligencia si continúa firmando contratos con Huawei. Como no hay dos sin tres, Bruselas advierte a Sánchez que existen unas normas muy concretas y que... no puede contratar con Huawei.

Ahí surge la figura egregia de Oscarín López, ministro de la cosa aproximadamente tecnológica, quien actuó el pasado martes 29, en la rueda de prensa posterior al último consejo de ministros antes del verano. Recuerden que en el Gobierno Sánchez existen dos oscar: Oscarín y Oscarón. El aumentativo hace referencia al titular de Transportes: Óscar Puente. El diminutivo, no por tamaño sino por expresión, alude al titular de funcionarios y de la cosa digital, Óscar López.

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Y fue Oscarín, aunque también estaba Oscarón, quien, tras las advertencias de Estados Unidos y de la Unión Europea, aseguró que era una tontería porque se trataba de un contrato de almacenamiento. Oscarín no se ha enterado de que el mundo trabaja en red, y que ya no existen compartimentos estancos a los que no pueda acceder un buen hacker... o un buen proveedor. 

¿Y por qué esa manía a Huawei? No por sus teléfonos móviles, sino por su capacidad para extender redes. Es la primera empresa del mundo en las redes de telecomunicaciones de última generación. Quien posee la red posee el poder. Por ejemplo, el poder de espiar a quien quiera donde quiera. 

Pero hasta aquí estamos hablando de las mentiras del Gobierno, que sí mantiene contactos con Huawei, la empresa de los comunistas chinos que no gusta en ninguna de las dos orillas del Atlántico. 

Ahora vamos con la segunda mentira del escrito de rectificación enviado por Telefónica a Hispanidad en defensa de Zapatero, quien, en teoría, nada tiene que ver con la empresa.  Esto es, cuando asegura que Telefónica no tiene nada que ver con Huawei. Incluso, el CEO de la compañía. Emilio Gayo, otro hombre de ZP, aseguraba que estaban retirando todos sus contratos y equipos. Con los chinos, se entiende. Y ahora, El Confidencial informa de nuevos contratos con la megaemrpesa de Xi Jinping

Esto empieza a resultar ligeramente cachondeable. Miren ustedes, Rodríguez Zapatero es el hombre de Huawei en España. Es, además, el jefe en la sombra del presidente de Movistar+, Javier de Paz, ilustre consejero desde hace tan sólo 18 años, así como de otro grupo de directivos que saben que, aunque gestione Marc Murtra, quien realmente manda en el Distrito C es ZP.

La Telefónica post-Pallete empieza a resultar la Telefónica del disparate. Ya cabrea hasta a la CIA.