Ya ha empezado el Adviento, ese tiempo litúrgico previo a la Navidad dedicado a preparar el nacimiento del Niño Jesús, pero los turrones cada vez llegan antes a los lineales del supermercado y ya se pueden encontrar desde el mes de octubre. Son el dulce navideño preferido para la mayoría de los españoles, en concreto, para el 69%, por delante de los polvorones (16%), según el estudio que elaboró Delaviuda Confectionary Group el año pasado. Claro que en los últimos años, el sector del turrón en España se mueve entre la inflación y la reduflación.

Este dulce no falta ninguna Navidad en las mesas españolas, pero cada vez cuesta más por la subida de los precios de las materias primas (del cacao y la almendra, principalmente). Hay que tener en cuenta que las variedades preferidas son el de chocolate (43% de los españoles), el blando (23%) y el duro (14%).

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El principal motivo del encarecimiento del cacao se encuentra en la fuerte caída de la producción mundial, sobre todo, por años de malas cosechas en Ghana y Costa de Marfil (países africanos que aportan el 60% de dicha producción) por fenómenos climáticos extremos -primero hubo inundaciones y luego sequías severas- y el virus del brote hinchado; y también se han agotado los stocks internaciones. Un cacao más caro repercute en la fabricación del chocolate y por ejemplo, en España, el chocolate terminado se ha encarecido un 65,3% desde 2020 y el chocolate en polvo lo ha hecho un 60%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por su parte, la almendra es la materia prima del turrón blando y del duro (los dos más vendidos), pero su producción en España lleva dos años marcados por heladas y sequías, aunque la campaña iniciada este otoño se prevé mejor y podría llevar una bajada de precios en los próximos meses. Andalucía concentra más de un tercio de la producción nacional de almendra y se ha encarecido un 80% la variedad comuna y un 36% la marcona desde octubre de 2023.

Claro que, al mismo tiempo, el sector del turrón español no ha permanecido ajeno a la reduflación, un término que es un neologismo y aún no está incluido en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), pero sí se reconoce su validez en el lenguaje común para describir una práctica que consiste en reducir el tamaño o la cantidad de un producto manteniendo su precio o incluso incrementándolo ligeramente. “Reducir el gramaje para esconder subidas de precio se ha convertido en un recurso habitual, y no es casualidad”, ha señalado Luis Cañada, CEO de la compañía española FITstore. “Con una inflación persistente, materias primas más caras y costes operativos en aumento, muchos fabricantes recurren a la reduflación como fórmula discreta para encarecer sus productos sin elevar el precio final de forma evidente”, ha explicado. Y ya saben que en España la inflación es creciente… y la renta per cápita sigue moviéndose a la baja.

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Precisamente, un estudio de FITstore ha situado al famoso turrón de chocolate Suchard (marca que es propiedad de la multinacional estadounidense Mondelez International) como el caso más claro de reduflación en nuestro país. Y es que en los últimos cinco años, su precio se ha disparado un 88%, al pasar de 2,99 euros a 4,99 euros; mientras la cantidad de producto ha descendido un 11,5%, desde 260 gramos a 230 gramos.

El movimiento entre la inflación y la reduflación no es baladí para un sector como el del turrón, que genera más de 2.500 empleos, según un informe de Produlce, los cuales se concentran sobre todo en la Comunidad Valenciana y en Cataluña. Su facturación factura cerca de 500 millones de euros al año, de los que los turrones con denominación de origen aportan 348 millones. Entre sus cientos de empresas, muchas de ellas familiares, hay más de 200 que elaboran turrones bajo las denominaciones de origen protegidas (DOP) Turrón de Jijona y Turrón de Alicante. Sanchis Mira y Torrons Vicens son las empresas turroneras que más facturan.

Sanchis Mira tiene su sede en Jijona (Alicante), su historia se remonta a 1863 y elabora los turrones de las marcas Antiu Xixona y La Fama y es uno de los proveedores de la marca blanca de Mercadona. En 2024 logró una facturación récord de 145 millones de euros, tras crecer un 13%, y para este año prevé alcanzar una cifra similar, aunque muestra mostrado cierta cautela por el precio de la almendra. Su resultado bruto de explotación (ebitda) se disparó un 29%, a 11,8 millones, en 2024; y su beneficio neto lo hizo un 25%, a 10,5 millones. Torrons Vicens se fundó en 1775, por lo que este año celebra su 250 aniversario, tiene su sede en Agramunt (Lérida) y en el año 2000 fue comprada por Ángel Velasco Pérez (fallecido en septiembre de 2022) y su hijo Ángel Velasco Herrero. En 2024, su facturación subió un 16%, alcanzando los 102 millones. 

Entre el resto de empresas del sector turronero español, se encuentra Confectionary Holding, que tiene 300 años de historia y elabora los de las marcas El Lobo, 1880 y Doña Jimena, entre otras, así como polvorones. Entre sus novedades de este año, El Lobo ha sacado turrones y polvorones para perros y gatos; y 1880 ha lanzado ‘El Turrón Más Accesible Del Mundo’ con la Fundación Solidaridad Carrefour y la Fundación ONCE para conmemorar el 300 aniversario de Confectionary Holding y el bicentenario del nacimiento del sistema Braille con 77.000 tabletas, cuyos beneficios se destinarán de forma íntegra a programas de atención a niños y niñas con sordoceguera.

 

También está Delaviuda Confectionary Group, que destaca con las marcas Delaviuda y El Almendro, y está última ha lanzado la segunda edición de la cerveza La del Almendro con Estrella Galicia. Otra compañía del sector turroero español es Chocolates Lacasa, que se dedica a chocolates y turrones desde 1852 y este año ha sacado una variedad muy especial y de moda: “La Navidad no podía quedarse fuera de esta ola. Era casi una obligación lanzar un turrón que recogiera lo que está pasando con el chocolate Dubái (compuesto de pistacho, la masa crujiente de kataifi y cobertura de chocolate). Y más aún, para una marca como la nuestra, que siempre ha defendido la combinación del pistacho con el mejor chocolate”. No se puede olvidar a Suchard, que ha sorprendido con el lanzamiento no sólo de su tradicional turrón, sino de una versión en bombones. “La Navidad siempre ha tenido un significado muy especial para nosotros”, explica Olaya González Leon, Brand Manager Seasonals (es decir, gerente de marca de temporada). “En Suchard creemos que la Navidad no se trata solo de compartir un turrón, sino de compartir momentos. Este año queremos que cada tableta se convierta en una ilusión compartida, una historia que une a familias y amigos”, ha añadido, y también los bombones, claro está. Otro ejemplo es Turrones Picó, donde destaca la marca Picó, y ahora la batuta la lleva la cuarta generación de la familia con Nacho Picó. Y Turrones José Garrigós no sólo está detrás de sus productos, sino que provee a Alcampo. 

Un sector que depende mucho de la temporalidad, algo que algunas empresas tratan de afrontar con la apertura de sus propias tiendas, como Torrons Vicens y Turrones Picó. Además, de grandes empresas, también hay otros actores más pequeños. Entre ellos, un pequeño obrador en El Burgo de Osma (Soria) denominado El Beato, donde Carlos París no para de crear nuevos dulces con un producto muy soriano: al Chocorrezno (chocolate con torreznos) sumó el año pasado los Polvorreznos (polvorones con virutas de torreznos) y para esta Navidad llega el Turrezno (turrón de chocolate de Dubái y torreznos).