Decíamos ayer… que el esplendor con el que, el pasado lunes 3, Pedro Sánchez había recibido en Moncloa a los hermanos Aperribay (SAPA), propietarios de un 7% de Indra, no era casual. Era una forma de decirles a los hermanos Escribano, Ángel y Javier, que no se crean imprescindibles en el gran proyecto Indra-Navantia: una gran empresa militar española. Mensaje: no tenéis por qué ser vosotros, y vuestra empresa EME, los únicos interlocutores del Gobierno de España, señores del presupuesto en seguridad, para defensa, es decir, para el mejor negocio del momento: la guerra.

Eso por un lado. De otro, la titular de Defensa, Margarita Robles, la ministra de moda, porque el presupuesto de Defensa no deja de crecer en toda Europa. A Robles no le gustan los hermanos Escribano que ahora controlan Indra. Preferiría una nacionalización de la compañía, desde el 26% del capital que ahora posee la SEPI. Es el gran temor de los dos hermanos que controlan Indra y que, además, tienen pendiente la operación abyecta: que la Indra que presiden compre la EME que poseen. Una operación que no se admitiría, por conflicto de interés, en ningún país serio, donde el organismo regulador de una empresa cotizada como es Indra, es decir, la CNMV, simplemente la habría vetado.

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Y aún hay un tercer peligro para los Escribano. Esperanza Casteleiro, directora del CNI, mano derecha de Margarita Robles, con la que fue secretaria de Estado de Defensa, acaba de asegurar que la mayor amenaza a la que se enfrenta España es a la ciberdelincuencia y a los ciberataques de otros ejércitos. Es decir, ataques informáticos internos y externos.

Pero Casteleiro ha dicho más: ha dicho que necesita presupuesto para ello: ¿ha quedado claro? Y entonces es cuando hay que hablar de Marc Murtra. Vayamos a Telefónica, una compañía a la deriva desde que Sánchez cesó a Pallete y nombró a Marc Murtra y que ayer recibió un correctivo bursátil que no se olvidará en mucho tiempo tras presentar más de 1.000 millones de pérdidas. 

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Porque resulta que a Murtra, para su vacío Plan Estratégico, sólo se le ha ocurrido una idea: la ciebrseguridad. Ahora piensen en lo que podría ocurrir si Moncloa, a la que Murtra responde como buen militante del poderoso PSC y amigo personal de Sánchez, solicitara a su amiga Robles y a su amiga Castelerio, ambas aprecian a Murtra mucho más que a los Escribano que canalizara a través de Telefónica, su actual empresa y, no de Indra, su antigua empresa, todo lo referente a ciberseguridad, tanto interior como exterior. Eso no sería la salvación de Telefónica, pero sí la salvación de Murtra. Y a los Escribano no les gustaría.

Y entonces, todo va unido, en la noche del martes 4, los Escribano convocan junta extraordinaria para hacer realidad algo que ya está anunciado, pactado, firmado y puesto en marcha: la adquisición de Hispasat, el favor de los Escribano a Redeia, otra empresa dirigida por otro desastre de gestión, llamado Beatriz Corredor, con un sólo mérito empresarial: ser amiga de Pedro Sánchez. Esto es, los Escribano le recueran a Moncloa que les debe favores.

Y por cierto, no olviden que ciberseguridad y negocio español coinciden en una palabras, satélites… lo que hace Hispasat y, sobre todo, su corazón, Hisdesat. Y el problema del jugosísimo bazar de las armas es que sólo tiene un cliente: el sector público.

Esto es el Sanchismo: un juego de favores. Pero lo malo es que se trata de un juego de favores de suma cero: lo que alguien gana, alguien lo pierde. En el movimiento nacional sanchista, lo gana el poder y lo pierden los españoles.