La desindustrialización se ceba con Galicia, especialmente con la comarca lucense de A Mariña, donde los trabajadores de Alcoa y Vestas se han manifestado en protesta y pidiendo un futuro industrial. En el primer caso, lo tienen bastante difícil, porque Alcoa sigue sin tener fecha para dar una solución a su planta de San Ciprián (Cervo), donde el Gobierno rechaza la intervención de la SEPI (algo que Yolanda Díaz defendía cuando no era vicepresidenta) y en vísperas de que el Tribunal Supremo falle sobre el ERE que afecta a 500 trabajadores el próximo miércoles; mientras Vestas cerrará la fábrica de Chavín, en Viveiro, donde hay 115 empleados.

El fabricante estadounidense de aluminio sigue quejándose del alto precio de la energía en España, que “ha superado con creces lo que están experimentando otras fundiciones mundiales”, ha señalado su presidente y CEO, Roy Harvey, y su vicepresidente y director financiero, William Oplinger, detallaba un coste de “entre 200 y 210 euros por megavatio hora” en nuestro país. Asimismo, Alcoa ha destacado que “mantiene su compromiso” de transferir la planta de San Ciprián a un tercero tan pronto como el Gobierno pueda desarrollar un marco energético competitivo que la haría viable, pero convendría que la venta fuera bien distinta a la que hizo de sus fábricas en Avilés y La Coruña, que fue considerada fallida por la Audiencia Nacional. Un compromiso que llega meses después de que se comprometiera a desbloquear la venta... a cambio de más ayudas públicas, por lo que parece que su chantaje no ha tenido éxito. 

En los nueve primeros meses, Alcoa ha ganado 708 millones, frente a las pérdidas de 143 millones; ha facturado 7.597 millones (+27,8%) y ha reducido deuda a 1.552 millones. Eso sí, advierte que la huelga en San Ciprián tendrá un impacto de algo más de 77 millones en el cuarto trimestre

Recuerden que la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE) estimó que la gran industria pagará un sobrecoste de más de 1.500 millones de euros por las subidas de luz y gas y varias empresas han empezado a anunciar paradas de producción (Sidenor, ArcelorMittal, Fertiberia, Ferroatlántica, entre otras). Claro que al respecto podría haber novedades, porque este lunes, la vicepresidenta ecológica Teresa Ribera ha señalado que espera que en los próximos días haya un acuerdo entre empresas energéticas y los grandes sectores electrointensivos para que haya una mayor oferta de contrato a plazo a precios razonables e “inferiores a este rally del gas” que vivimos. Veremos. 

Eso sí, a pesar del contexto adverso en España, Alcoa ha tenido un beneficio récord trimestral de 290 millones, ha anunciado que abonará un dividendo en noviembre y habrá más recompra de acciones. Las ventas se dispararon un 31,4%, a 2.680 millones, entre julio y septiembre. Así, en el conjunto de los nueve primeros meses, ha ganado 708 millones, frente a las pérdidas de 143 millones; ha facturado 7.597 millones (+27,8%) y ha reducido su deuda a 1.552 millones. Además, contabiliza que el impacto de la huelga en el cuarto trimestre se traducirá en que dejará de vender unas 52.000 toneladas métricas de aluminio, lo que supondrá algo más de 77 millones.

Paralelamente, Vestas quiere cerrar su planta de Chavín, en Viveiro, lo que afectará a 115 trabajadores. Por ahora, ha ofrecido recolocaciones, pero el comité de empresa no parece creerlo y habla de “promesas sin fundamento”. La compañía danesa dedicada a aerogeneradores también cesará la producción de otras fábricas, como la de Lauchhammer (Alemania) y la de Esbjerb (Dinamarca).