En este contexto de crisis mundial del automóvil, se ve cómo SEAT S.A. extiende su frenazo en el año de su 75 aniversario. Y es que no sólo ha tenido un fuerte desplome en su beneficio operativo en los nueve primeros meses del año, sino que el panorama se ha puesto algo más oscuro al entrar en pérdidas operativas en el tercer trimestre, pese a lograr más ingresos y ventas.

Como ya hemos visto en otros periodos, a la filial española del grupo Volkswagen le están pasando factura los aranceles de la Unión Europea a China, algo que afecta bastante al Cupra Tavascan que fabrica allí, pero también está notando los mayores costes. Así, el beneficio operativo se ha hundido un 96% en los nueve primeros meses, pasando de 415 millones de euros a 16 millones, un desplome algo superior al registrado en el primer semestre (-90,6%). Y en esto ha influido bastante el mal resultado del primer trimestre, cuando su resultado operativo pasó a ser negativo (-22 millones), frente a los 9 millones ganados hace un año. Además, su margen operativo se ha derrumbado gasta el 0,1%, muy lejos del 3,9% registrado al cierre de septiembre de 2024.

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El fuerte desplome de la rentabilidad en SEAT S.A., que desde hace unas semanas tiene a Markus Haupt como CEO definitivo y no interino, se ha producido a pesar de haber logrado mayores ingresos y ventas. En concreto, los ingresos por ventas han crecido un 6,9%, alcanzando 11.241 millones, en los nueve primeros meses. Una fuerte subida que, en gran medida, se debe a haber vendido 481.000 unidades (+3,21%), entre las que se incluyen no sólo las de la marca Seat, sino también las de la premium Cupra (cuyo precio es más elevado que las de su ‘hermana’) y las de los coches Audi A1 que se fabrican en la planta de Martorell (Barcelona).

En paralelo, no hay que olvidar que el grupo Volkswagen también ha frenado... y ha entrado en números rojos trimestrales, pero lastrado por la marca Porsche, los aranceles de EEUU, las reestructuraciones de algunas marcas y los gastos de la normativa sobre CO2. Entre enero y septiembre, su beneficio operativo ha caído un 58%, 5.408 millones; y el resultado neto se ha desplomado un 61,5%, a 3.405 millones. Además, en el tercer trimestre ha registrado unas pérdidas netas de 482 millones.  

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Menor rentabilidad, a pesar de que el grupo con sede en Wolfsburgo ha logrado mantener bastante estables los ingresos por ventas, que han ascendido a 238.669 millones (+0,6%), con 6,6 millones de vehículos vendidos. 

A los últimos resultados se suma que su primer accionista, el holding Porsche SE (controlado por la familia Porsche-Piëch), está explorando invertir en la división de motores diésel de Volkswagen (denominada Everllence) unos 6.000 millones de euros, según ha avanzado Financial Times. Todo ello justo cuando dicha división está en venta y ya hay varios fondos de inversión interesados. 

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