Este santo, apodado el Loco, nació en Emera (Siria), y ha sido el anacoreta que más se ha dedicado a la catequesis. Su catequesis fue la más original. Quiso hacerse pasar por loco para predicar con mayor eficacia el Evangelio. Quizá porque halagaba su soberbia el que le llamaran santo quiso aparecer, sin serlo, como malo, vicioso e incluso lujurioso. Tal vez se equivocó. Pero no cabe duda de que la gracia de Dios estaba con él por los numerosos milagros que realizó y la cantidad de conversiones que consiguió (bastantes de los borrachos y prostitutas que trató acabaron en un convento). Murió a finales del siglo VI.
La vigencia de la enseñanza de San Simeón el Loco es clara. Juan Pablo II insiste en la necesidad de la catequesis y en que ésta se imparta con mayor profundidad que hasta ahora. Y la obligación catequética obliga a todos los cristianos. Escribe Juan Pablo II: "La catequesis constituye, ciertamente, una forma perenne y al mismo tiempo fundamental de la actividad de
(Las fuentes principales, que no las únicas, de las que se han tomado los datos para redactar
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Pilar Riestra