San Isaac y sus compañeros, sabiendo que iban a perder su vida por predicar a Cristo una sola vez ante los musulmanes, la entregaron gustosos.
La situación de los cristianos cordobeses bajo el dominio musulmán era difícilmente soportable. Muchos de ellos, entre los cuales se encuentra Isaac, ocupan las cuevas de la montaña vecina donde viven como ermitaños. Isaac, indignado por el terrible martirio al que los musulmanes han sometido al sacerdote Perfecto, se presenta ante el juez, alegando que tiene razones para convertirse al Islam. El juez cae en la trampa. Se reúne el gentío con objeto de escuchar a Isaac, pero éste aprovecha para atacar al Profeta y resaltar la verdad del Cristianismo. Abderramán II, con el fin de que los cristianos no hicieran del cadáver de Isaac un motivo de veneración, le hace ahorcar y le tiene suspendido durante dos días para escarmiento, pero luego lo quema y arroja las cenizas al Guadalquivir. Pero dos días más tarde, Sancho, hace lo mismo que Isaac y muere empalado. Y a Sancho, le suceden otros, hasta un total de ocho.
No resulta completamente aconsejable la espiritualidad de Isaac y sus compañeros mártires, pero sí sirve de modelo para decidirse a pasar un mal rato en el caso que haya que reconocer en un grupo que se es cristiano y que se va a Misa los domingos, o a defender la familia fundada en el matrimonio heterosexual, o la vida frente al aborto, etc.
(Las fuentes principales, que no las únicas, de las que se han tomado los datos para redactar
Direcciones de Internet: archimadrid. es; churchforum.org; aciprensa.com; encuentra.com; planalfa.es; ewtn.com; serviciocatolico.com; buscabiografias.com; y es. catholic.net.
Libros: Los clásicos de siglos pasados de Santiago de
Pilar Riestra