El Congreso tumbaba las enmiendas a la totalidad de PP y Vox a la Ley Trans promovida por el Ministerio de Igualdad, que continuaba su trámite parlamentario: ahora llegan las enmiendas parciales de otros partidos. En el centro del debate: la autodeterminación y los niños. 

En el ojo de la polémica también tenemos la pelea de patio de colegio entre los socios de Gobierno: el PSOE ha solicitado a la Mesa del Congreso una tercera y última prórroga para la presentación de enmiendas parciales, alargando el plazo una semana más. Que no les confundan, se terminará aprobando la Ley, igual que se aprueba todo lo que Podemos quiere, a Pedro le gusta demasiado La Moncloa como para jugarse el sillón por esto. 

Recuerden que la Ley permitirá la autodeterminación de género, es decir, el cambio de sexo en el Registro Civil sin necesidad de informe ni tratamiento médico a partir de los 14 años. Si se trata de personas menores de dieciocho años y mayores de dieciséis podrán pedir la rectificación del sexo de forma autónoma, y entre catorce y dieciséis años, lo podrán hacer, pero asistidos por su padre, madre o tutor legal. En cambio, entre los 12 y los 14 años se necesita una aprobación judicial y el juez puede pedir las pruebas que considere necesarias. Aunque no olviden el caso de un niño de 8 años que tiene, según un juez, la "suficiente madurez" para concederle el cambio de sexo.

La polémica con los menores de edad ha sido tal que ha provocado las críticas entre la comunidad médica, donde denuncian que el Gobierno no ha escuchado sus advertencias ante el riesgo para el "derecho a la salud de los niños", es más, la mayor sociedad de psiquiatras infantiles de España ve "preocupante" la Ley Trans por "poner en riesgo a los niños". Se "pone en peligro la atención médica integral a que todos los niños tienen derecho".

En la misma línea, la prestigiosa revista médica JAMA Pedriatrics perteneciente a la Asociación Médica Estadounidense publicó un informe elaborado por médicos de la Universidad de Vanderbilt  (Nashville, EE.UU.) sobre las operaciones de cambio de género en menores de edad: lo que sucede "es pura mutilación" y lo describe como algo "peor que prescribir una liposucción a un niño de 12 años que padece anorexia". El informe arroja que las operaciones de reconstrucción torácica de afirmación de género, es decir, la mutilación mamaria, la mastectomía se ha incrementado en un 389% entre 2016 y 2019, así como casos de niños que solicitaron implantes mamarios.

El informe muestra que del total de operaciones realizadas en esos cuatro años, 1.130 correspondían a niñas menores de 12 años: se desprende que menos del 20% de las niñas recibieron terapia hormonal antes de la cirugía: el 80% de las niñas y jóvenes fueron operadas sin masculinizar los cuerpos, como prescribe el procedimiento, según recoge ACI Prensa. 

Pero a Irene Montero le da igual, exactamente igual lo que digan los médicos, y en su informe remitido al Congreso de los Diputados, al que ha tenido acceso Okdiario, afirma que "Lo cierto es que no siendo la voluntad de cambio una patología no parece que tenga sentido que profesionales de la medicina o de la psicología intervengan para acreditar extremo alguno de esa voluntad". Es decir, cambias tu cuerpo por completo, pero un médico, que es quien tiene que operarte, no tiene sentido que diga nada. Vamos bien. 

Pero siempre hay personas que quieren más, si es posible, Más País, con Errejón al frente, plantea en su enmienda una vía para que menores de 12 años también puedan cambiar de género. La formación pide incluir en la autodeterminación a los niños que lleven dos años con el nombre modificado, flexibilizando la autodeterminación de género en los menores de 12 años.

La izquierda ha conseguido centrar el debate en el tema de la edad y los menores, y con ello están ganando el debate. La Ley Trans no es una frivolidad, es una barbaridad, y da igual la edad, no importa que tal salvajada se lleve a cabo con 14 que con 25 que con 50 años. Esta Ley no es ni frívola ni inconveniente: es una salvajada basada en una mentira: quiénes somos cada uno de nosotros para elegir nuestro sexo. ¿Acaso alguien nos pidió permiso para nacer?