Dos noticias que se entienden mejor juntas. Giorgia Meloni, cuando llevaba poco más de un mes siendo el Primer Ministro de Italia, tomó una decisión.

Mientras en España el Gobierno socialcomunista perpetúa las ayudas y las paguitas para mantener su mayoría electoral (las prestaciones por desempleo suponen la segunda partida con más dotación de los Presupuestos españoles), en Italia, Meloni propuso la reforma del "Reddito di cittadinanza", el plan social más importante del país, con lo que buscaba que no se abuse de las ayudas ni de los contribuyentes. “Para los que pueden trabajar, la solución no puede ser la Renta de Ciudadanía” aseguró Meloni en su intervención en el Parlamento de Italia.

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La reforma se concretaba en dos grandes medidas. Por un lado, para Giorgia es lógico que si una persona está cobrando el subsidio y rechaza una oferta de empleo "razonable" deje automáticamente de cobrar el ingreso gubernamental. Y por otro, se cargaba el Ingreso Mínimo Vital, un sueldo estatal de 780 euros para toda persona en paro, que podían recibir durante 18 meses, que eran renovables sin máximo estipulado, o lo que es lo mismo, un sueldo para siempre jamás y a cambio de nada. 

Tras la reforma, a esta ayuda, pasarían a tener acceso sólo las personas que, o no puedan acceder al mercado laboral, o que estén en situación de vulnerabilidad, y para las personas que puedan trabajar y que se encuentren desempleadas, podrían acceder pero sólo durante ocho meses y después se eliminaría: durante estos ocho meses estarían obligados a participar en cursos de formación laboral y si no aceptasen una oferta de trabajo "razonable" también perderían el subsidio automáticamente. Esto será así durante 2023, pero el plan de Meloni es acabar por completo con este subsidio en 2024. 

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Es decir, Meloni se cargaba de un plumazo el subsidio de paro en aquellos que no quieren trabajar y el ingreso mínimo vital. Y ahora vamos con la segunda noticia, Italia cierra 2023 con una tasa de paro del 7,2%, la más baja desde el año 2008, y con el empleo creciendo a niveles nunca vistos. ¿Yoli, estás ahí?