Donald Trump está decidido a acabar con el régimen de Nicolás Maduro y con todo aquel que esté relacionado con el dictador venezolano, por ejemplo, José Luis Rodríguez Zapatero. La cosa va en serio porque Trump no está dispuesto a repetir el fracaso de su primer mandato.
Maduro y su vinculación con el narcoterrorismo ocupan un lugar prioritario en la política exterior de La Casa Blanca. Tanto es así que el propio Trump celebró una cena en la que habló a los senadores sobre la vinculación de Zapatero con el régimen chavista, según afirmó el expresidente argentino Carlos Ruckauf en una información publicada este lunes por La Gaceta.
Ruckauf (81), miembro del Partido Justicialista, fue ministro con María Estela Martínez de Perón y vicepresidente con Carlos Menem. Es un peronista, pero a la antigua. Para entendernos, el Argentina se dice que el peronismo cambió con la llegada de los Kirchner, que impusieron un peronismo de izquierdas, casi marxista, que habría espantado al propio Perón.
Pues bien, según Ruckauf, tras las últimas elecciones en Venezuela, ZP habría propuesto a los vencedores un periodo de transición controlado por militares, según Ruckauf, para que el régimen pudiera borrar las pruebas que lo vinculan con el narcoterrorismo y las redes de corrupción, también en Europa.
Lo cierto es que ZP ha desaparecido de la escena internacional y se ha recluido en Madrid, en un chalet de unos dos millones de euros, situado en Las Rozas y con protección policial permanente, facilitada por el ministro Marlaska, según El Debate.
Del futuro de ZP dependen el narcoestado venezolano, Telefónica… y el PSOE. Haber roto con Huawei -se lo ha prometido a Sánchez, como adelantó Hispanidad- no significa que el poder de ZP haya menguado en la teleco que preside Marc Murtra. Por el contrario, su presencia en la sombra sigue tan activa como antes, con Emilio Gayo, CEO de la compañía, y Javier de Paz, presidente de Movistar+.
También el PSOE depende de su futuro. De momento, lo que ha logrado es que Pedro Sánchez esté más aislado que nunca, incluso en Bruselas, donde le llamaron a capítulo por el escaso gasto militar y la contratación de Huawei en comunicaciones estratégicas.
Una soledad a la que Sánchez se ha referido en varias ocasiones desde que volvió de vacaciones. Este lunes, por ejemplo, al hablar de la situación en Gaza: “A quienes se recrearon en esa soledad momentánea para criticarnos, pues les diré que una y mil veces prefiero la soledad de la humanidad que la compañía de la sinrazón y la barbarie”, afirmó en un acto en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), por el día del cooperante.
No hay que descartar que la suya no sea una soledad buscada por él mismo. A lo mejor así remonta en las encuestas.